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Mundial 2006, Octavos | Portugal 1 - Holanda 0

Portugal pasa con nueve

La selección portuguesa ha conseguido la clasificación en un partido vibrante en cuanto al juego, pero que ha estado marcado por las muchas acciones violentas por parte de ambos equipos, y que ha terminado con cuatro expulsados

Actualizado a
<b>GOL DEFINITIVO.</b> Maniche fue el autor del único tanto del encuentro, que otorga el pase a cuartos a Portugal
GOL DEFINITIVO. Maniche fue el autor del único tanto del encuentro, que otorga el pase a cuartos a PortugalReuters

Portugal y Holanda afrontaban el encuentro desde polos antagónicos. Por un lado, la selección ibérica se había librado de la presión que suponía poseer una generación (la de los Joao Pinto, Rui Costa, Vítor Baía) que se sentía casi obligada a conseguir algo importante. Por el contrario, para los holandeses el peso del pasado estaba presente más que nunca. La nueva "naranja mecánica" (todas las selecciones holandesas reciben ese apelativo, aunque no todas lo merezcan) se enfrentaba a una durísima prueba que serviría para comprobar sus posibilidades reales, y lo hacía en Alemania, donde la verdadera merecedora de ese apelativo conquistó el mundo, pero no la copa.

Nada más comenzar, un tiro de Mark Van Bommel salió rozando el palo de la portería defendida por Ricardo. Los chicos entrenados por Marco Van Basten daban muy pronto el primer aviso. Sólo había transcurrido un minuto de juego.

A Portugal no le entró el miedo tan fácilmente. Su juego debía pasar necesariamente por Deco, ese fuera de serie en muchos casos injustamente infravalorado, y por las bandas, donde Figo y Cristiano Ronaldo (un chico al que le sobra tanta calidad como soberbia) tenían sobre sus hombros la responsabilidad de abrir la defensa holandesa. Por el momento la nueva "naranja mecánica" se limitaba a aprovechar la velocidad de sus hombres de ataque, sin Van Nistelrooy entre ellos. Por si quedaba alguna duda, Van Basten demostraba tener carácter. Robben, una vez más, era el más peligroso de su equipo en los minutos iniciales.

El juego no era especialmente bueno. Los equipos se tanteaban y, aunque la posesión fuera para Portugal, Holanda daba mayor sensación de peligro. Lo cierto es que nadie merecía el gol, pero fue Portugal quién tuvo la fortuna de conseguirlo, gracias a un rechace en el área que Maniche, tras regatear a dos rivales, convierte en gol con un gran disparo. Tras la emoción, la calma. Holanda no sabía o no podía, pero el caso es que Portugal disfrutaba de su ventaja sin sobresaltos. Portugal trataba de dormir el partido, y a los holandeses les iban entrando los nervios, y llegan las precipitaciones. Una entrada de Boulanhrouz deja fuera del partido a Cristiano Ronaldo. El joven extremo del Manchester se marcha del campo con lágrimas en los ojos, si algo iba mal no tendría la posibilidad de dejar más muestras de su clase, y ya no dependía de él.

El juego a partir de ese momento se endureció, primero una entrada a destiempo de Costinha, luego una patada a Robben en el pecho (que además era penalti). El colegiado se mostraba permisivo en exceso y comenzaba a tomar protagonismo, mal asunto. Entre tanta polémica, algo de fútbol; Van der Sar saca un tiro de Pauleta desde el borde del área pequeña. Y de nuevo polémica, aunque en esta ocasión no hay discusión. Costinha se autoexpulsa tras tocar el balón con la mano en una acción tan innecesaria como infantil. Por suerte para Portugal llega el descanso inmediatamente, y Scolari podrá reubicar a sus hombres.

Todos al ataque

El comienzo de la segunda parte fue electrizante. Al igual que en el primer tiempo, Holanda aprieta en el primer minuto, con un tiro al larguero de Cocu. De inmediato llega la respuesta portuguesa, protagonizada por Miguel, pero los "tulipanes" no estaban dispuestos a que ocurriera lo mismo que al comienzo del partido y siguieron insistiendo. Dos tiros de Van Bommel metieron en el cuerpo a Ricardo. Los papeles se habían invertido, Holanda era una avalancha que no cesaba de buscar la portería portuguesa, mientras que su rival se defendía y salía rápidamente a la contra. El partido, de no haber existido acciones como el cabezazo de Figo a Van Bommel, era perfecto.

Los primeros quince minutos fueron de un ritmo infernal, y la valentía de Portugal, con uno menos, hacía que Holanda se pensará dos veces irse al ataque despreocupadamente. Por dos veces, primero Maniche y luego Simao, los portugueses estuvieron cerca del gol. Y entonces llegó de nuevo la violencia. Boulanhrouz (pasado de revoluciones el día de hoy) recibe la segunda amarilla por un codazo a Figo. Las fuerzas se igualaban de nuevo, y el partido era un correcalles. Se llegaba de un área a otra a una velocidad vertiginosa, pero los jugadores parecían empeñados en estropearnos el espectáculo. Los ánimos estaban revueltos, y un balón que los holandeses no devolvieron tras un bote neutral terminó en una salvaje entrada de Deco (que se estaba saliendo hasta el momento). Amarilla que debió ser roja y tangana correspondiente. Pocos minutos después Deco, que ya había perdido los nervios por completo, volvió a liarla y era expulsado. Portugal con nueve.

El partido no era un ejemplo de deportividad, pero resultaba apasionante. De nuevo con uno más y dieciséis minutos (seis de descuento) por delante, Holanda se lanza al ataque a la desesperada. Portugal hace lo que puede y aún le da algún susto a Van der Sar. A falta de un minuto para el final el partido prácticamente se resuelve. Van Bronckhorst zancadillea a Tiago y ve la segunda amarilla. Ya no quedaba tiempo. Portugal estaba clasificada, pero lo que quedará para el recuerdo son las 16 tarjetas amarillas y 4 rojas que fueron mostradas por un árbitro, Valentin Ivanov, que difícilmente volverá a arbitrar un Mundial.