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Mundial 2006 | España, del 23 al 1

2. Michel Salgado: Hacía pellas para irse a jugar a Campo Gitano

Lleva media vida recorriendo la banda derecha de la Selección, pero nunca ha defendido a España en un Mundial. Camacho prefirió llevarse a Curro Torres a Japón y ahora parece que Sergio Ramos tiene ventaja, pero Míchel nunca tira la toalla.

Míchel Salgado cumple, por fin, su sueño de estar en un Mundial.

Míchel pensaba que James Joyce era jugador inglés y Chejov le sonaba a centrocampista del Dínamo de Moscú. Esto se explica porque Salgado hacía siempre pellas en el instituto los lunes por la tarde para ir a entrenarse. Un día, Carlos Casares, su profesor de literatura, cansado de sus ausencias advirtió a su compañero de pupitre: "Dígale a Salgado que no pierda el tiempo con el fútbol, no va comer de ello".

Hoy Míchel le recuerda al que fuera su profesor su mal ojo cada vez que coinciden paseando por la playa viguesa de Samil en verano. Miguel Ángel Salgado Fernández, el vecino más ilustre de la pequeña localidad pontevedresa de As Neves (4.500 habitantes), dio sus primeras patadas a los siete años en el modesto barrio vigués del Cristo de la Victoria a las órdenes de Arturo del Río ("Míchel ya destacaba entonces por su velocidad, corazón y entrega"). Fue rebautizado como Míchel para diferenciarse de otro compañero del benjamín que se llamaba Miguel y sus carreras por Campo Gitano no pasaron desapercibidas para los ojeadores del Celta que lo incorporaron a sus categorías inferiores a los 13. Allí destacó tanto que el 20 de enero del 1995 Carlos Aimar le hizo debutar con 19 años en Primera en un campo que luego se convertiría en su casa: el Santiago Bernabéu. Aquel año llegó a semifinales con la Selección Sub-20 en el Mundial. En aquel equipo que cayó con la campeona Argentina (3-0) militaban Joseba Etxeberría y Morientes. El club celeste le cedió al Salamanca en la 96-97 para que se curtiera. Míchel aprovechó el año en la capital estudiantil dentro y fuera del campo. Entabló una gran amistad con sus compañeros (Villafañe, Aizpurua, Lucho Iturrino, Vellisca, Barbará, Claudio...). Y tanto Alves como su sustituto, Andoni Goikoetxea, contaron con él: jugó 36 partidos. La temporada acabó con final feliz para el Salamanca, que ascendió goleando al Alavés por 0-4. Los charros se plantearon ficharle, pero su traspaso costaba dos millones de euros, demasiado para la Unión. Míchel regresó a Vigo y se hizo con la titularidad en el lateral celeste. 1998 tuvo un sabor agridulce para Míchel. En una disputa con el atlético Juninho lesionó al brasileño. Le sancionaron con cuatro partidos y la afición celtiña se echó a la calle. A la espera de la decisión sobre el recurso del club, el celtismo comenzó una batalla que se ganó en los despachos: los cuatro partidos quedaron en dos. Por contra, en verano se proclamó campeón de Europa Sub-21 en Rumanía. Pero el año aún deparaba grandes noticias para el lateral.

Il Due. El 5 de septiembre debutaba con España en un encuentro de infausto recuerdo, especialmente para Clemente: Chipre 3-España 2 en Larnaca. Dos meses después, ya con Camacho en el banquillo, el 18 de noviembre, Salgado cuajó su mejor partido con la selección en Salerno ante la azurra. Aquella noche la prensa le bautizó como Il Due, apodo que todavía le acompaña. Míchel pudo redondear su actuación anotando un tanto, pero un disparo suyo se estrelló en el palo. Nunca estuvo tan cerca de marcar un gol con la camiseta de España.

El 19 de julio de 1999 era presentado por el Real Madrid, que pagó su cláusula de rescisión (12 millones de euros). En sus primeros años como jugador blanco Míchel ha alternado éxitos deportivos y personales. Ganó la Champions, la Liga, la Intercontinental... Y lo completó casándose el 5 de julio de 2000 con Malula Sanz, la hija del presidente, en una sonada boda con 1.200 invitados, más de un tercio de Galicia. Después nacieron sus dos hijos (Mª Luz y Miguel Ángel). En estos años en Madrid, Míchel siempre ha estado en el ojo del huracán: Manchester United, Lazio, Milán, Chelsea... Todos los veranos se le busca sustituto o equipo, pero al final la alineación del Madrid siempre empieza igual: Casillas, Salgado... Míchel se quedará en la Casa Blanca hasta el 2009 tras renovar por cinco temporadas y renunciar a una oferta multimillonaria del Chelsea (3,6 millones de euros limpios por año), perdiendo 5,4 millones (900 millones de pesetas). Él lo tiene claro: "Me quedo en casa".

Fuera del campo, Salgado, vigués practicante, se ha asociado con Karpin para construir en Vigo el complejo más lujoso de Galicia. Será su cuarto proyecto inmobiliario, porque ya han edificado en la calle Pi y Margall, en la calle Progreso, en Morrazo... Además, Míchel ha apoyado económicamente a sus paisanos del Vigo Stick de hockey sobre patines y al púgil Iván Pozo. Todo un mecenas.

Pero al margen de sus éxitos deportivos y personales, Míchel tiene una espina clavada: jugar un Mundial. El lateral vigués no estuvo presente en el Mundial de Corea y Japón, Camacho prefirió a Curro Torres. Hoy, después de vestir la camiseta de la Selección en 50 ocasiones, llega el momento esperado por Míchel. Arranca en el banquillo porque le ha adelantado su compañero de vestuario y de zaga Sergio Ramos. Pero él confía en cumplir uno de los sueños que le faltan por cumplir. Jugó con la Selección, ganó una Liga y conquistó una Copa de Europa. Ahora quiere jugar un Mundial... y ganarlo. Es Míchel, el único lateral español nominado al Balón de Oro (en 2003).