Primera | Atlético de Madrid 1 - Betis 1
Pachanga y triste final
Marcaron Kezman y Arzu. Torres y Joaquín, grises.
Pino Zamorano, ese hombre, pitó el final y todos resoplaron aliviados. Los jugadores, que llevaban de vacaciones adelantadas 90 minutos, pero ya podían dejar de disimular (mal). Los (pocos) héroes, incondicionales e insensatos que se acercaron al Calderón para ver una pachanga que no les merecía. Los clubes, Atlético y Betis, que pueden empezar a olvidar este fracaso y a buscar soluciones para sus hundidos barcos. Yo mismo, al que más de 40 crónicas de este soporífero y frustrante Atleti me estaban dejando sin fuerzas ni ideas. Necesito un tiempo de desintoxicación.
Tras esa ilusión inicial miré mis apuntes sobre el partido. He visto guiones de películas de Esteso y Pajares con más contenido. Les cuento: gol de Kezman a placer tras una falta al larguero de Petrov, empate de Arzu en una gran jugada individual, trote cochinero, nadie se lo tomó en serio. Ya está eso es todo. A partir de aquí, sólo me quedan ideas dispersas y alguna reflexión de fin de curso.
Enigma búlgaro.
Petrov terminó la Liga igual que la empezó en aquel lejano partido ante el Zaragoza: como una moto. Lástima que se hayan jugado otras 36 jornadas entre medias. Ha sido una decepción enorme y el Atlético escuchará ofertas. Es lógico, pero... Tengo la sensación de que el año que viene romperá. Es algo irracional, pero yo no le vendería. Hay futbolista. ¿Hay cabeza?
Torres y Joaquín. Si se fueran, es triste que el esperpento de ayer fuera su último partido. Esperaba un mayor apoyo del Calderón a su estrella. No lo hubo. Una solitaria pancarta. No es la mejor manera de convencer al Niño de que arriesgue un año más de su carrera en un club tan imprevisible. Verano movidito habemus.
Salvación y gracias. Sucede año tras año y nadie aprende. Cada vez que un equipo modesto y con una plantilla justita se mete en Champions decide no reforzarse. Es un premio para los del año pasado, con dos retoques seremos igual de buenos y todo eso. Olvidan la verdadera exigencia de la competición y, al final, acaban sufriendo hasta el límite. Le pasó al Mallorca, el Celta bajó y el Betis puede darse con un canto en los dientes de que solo haya sido un susto. ¿Aprenderá Osasuna?
Futbolistas cobardes. Tras los partidos suelen hablar dos jugadores del Atlético. Ayer sólo dio la cara Molinero, el más joven, el más débil. Los demás se escondieron como gallinas. Es difícil creer que estos valientes puedan estar algún día a la altura del club que representan.
Mañana saldrá el sol. Son Atleti y Betis, dos de las aficiones más creyentes del mundo. El disgusto les durará un par de semanas. Luego empezarán los fichajes y volverá la ilusión. Es lo maravilloso del fútbol: siempre ofrece una nueva oportunidad. Ya toca aprovecharla.