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Copa de la UEFA | Middlesbrough 0 - Sevilla 4

El Sevilla toca el cielo

Maresca, con dos goles en la recta final del encuentro, encarriló el triunfo del Sevilla cuando más estaba apretando el Middlesbrough en busca de la igualada

Tomás G.Plaza
Actualizado a
<b> FIESTA. </b> Luis Fabiano marcó el primer tanto del Sevilla en una noche inolvidable en la historia centenaria del club andaluz..
FIESTA. Luis Fabiano marcó el primer tanto del Sevilla en una noche inolvidable en la historia centenaria del club andaluz..REUTERS

Nunca el Philips Stadium tuvo tanto arte en sus gradas, tanta animación, tanto rojo y blanco. "Somos grandes", decía una de las pancartas gigantes, y la afición sevillista se comía a la inglesa. De blanco el Sevilla, de rojo el Middlesbrough. Algunos no querían ni mirar la copa, había nervios y tensión, pero también confianza.

Se sabía, se intuía y, finalmente, se demostraba. Era superior, tenía más calidad el Sevilla; sólo ver la primera jugada entre Navas y Alves y el disparo final de éste último bastó para comprobar la superioridad técnica de los de Juande Ramos. Ellos la perdían, no combinaban, no había estilistas, sólo estibadores. El plan diseñado por McClaren, próximo entrenador inglés, pobres leones, no era otro que el de enviar balones en largo a Viduka, confiarse a la excelente izquierda de Downing y no tomar demasiados riesgos.

El único argumento ofensivo de McClaren dio algún problema al principio. El gigantón australiano del "Boro" provocó una falta de Javi Navarro muy cerca del vértice del área y Fabio Rochemback, el ex barcelonista, envió un misil que rechazó como pudo Andrés Palop. Contestó con rapidez el Sevilla con jugadas de Adriano y Luis Fabiano que se marcharon fuera del marco de Schwarzer de puro milagro.

Tenía buena pinta el Sevilla. Alves y Adriano, los más entonados, buscaban la línea de fondo y la encontraban, siempre superiores a los chicarrones del "Boro" que les marcaban. Saviola y Luis Fabiano aparecían con mucho peligro, Navas esperaba su turno dejando detalles por el camino, Maresca y Martí controlaban la situación en la sala de máquinas y Javi Navarro mantenía a raya a Viduka.

Sólo quedaba esperar que la superioridad sevillista tuviera reflejo en el marcador, que ya se sabe que en las finales no siempre gana el que más calidad tiene si no el que menos falla. Pero los de Juande no estaban dispuestos a dejar escapar semejante oportunidad. Alves no quería. Ni Luis Fabiano. Por eso el pequeño lateral, que demostró un carácter perfecto para las grandes ocasiones, le puso un preciso balón a su compatriota para que conectara con habilidad su cabeza y mandase el balón a la espalda de Schwarzer. Gol. Y fiesta por sevillanas.

Respiraron los dos equipos al borde del descanso, como para descargar la tensión, un pequeño pacto de no agresión que respetaron todos menos Adriano, que dejó sin césped la banda izquierda, de tanto trotarla.

Partido abierto, espectacular y lleno de tensión hasta que apareció Maresca

Salió Maccarone, el "remontador". Pero si el "Boro" quería adelantar líneas, buscar cuando menos el empate, se podía encontrar con una desagradable sorpresa, porque Juande tiene jugadores de rapidez endiablada y en terreno abierto, en el intercambio de golpes, nadie dudaría en apostar por los Adriano, Alves o Navas, Jesús Navas, no demasiado participativo en la primera mitad pero inmenso en la reanudación.

Las galopadas de Navas pusieron en evidencia a la defensa inglesa, lenta y torpe para ocupar tanto espacio disponible, pero como las victorias, y más en las finales, siempre llevan implícitas muchas dosis de sufrimiento, Viduka, en una de las pocas ocasiones en las que pudo zafarse de la marca de Javi Navarro (espectacular en la marca), puso los pelos de punta a la afición de Sevilla al quedarse sólo frente a Palop, que realizó la parada de la noche.

De cualquier forma, el Middlesbrough parecía mejor equipo que el que comenzó el encuentro, por los menos le ponía más ganas y jugaba con un poco más de interés ofensivo; McClaren, que comenzó con cinco defensas, ya tenía cuatro delanteros (Hasselbaink, Viduka, Maccarone y Yakubu) a falta de veinte minutos para el final.

Los del nuevo seleccionador inglés se olvidaron por fin de las precauciones defensivas y se lanzaron al ataque, qué remedio les quedaba. Para que no se confiaran demasiado, Daniel Alves, en una preciosa jugada (qué gran partido del lateral brasileño) pudo ponerle la puntilla al "Boro", pero Schwarzer envió a corner. A la vuelta, Viduka mandó un remate envenenado que se marchó a pocos centímetros del poste izquierdo de Palop. Y también pudo existir penalti en una jugada entre el australiano y Javi Navarro, pero el árbitro, Herbert Fandel, no le prestó atención, menos mal.

Había mucha tensión, miedo a la mala suerte. Hasta que apareció un italiano para calmar los ánimos y llevar al Sevilla a lo más alto de su historia. Maresca, el estupendo y prometedor medio centro, anotó, en seis minutos, en la recta final del partido, dos goles que sumaban tres y que daban tranquilidad y felicidad absoluta a toda la hinchada de Sevilla. Kanouté, en otra jugada de Maresca, puso el cuarto, la guinda a una noche inolvidable, la mas grande de la historia del Sevilla.