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Primera | Mark González

El Beckham chileno creció en Suráfrica entre fútbol y rugby

Es un ídolo de masas en su país

Raúl González, internacional chileno de Wanderers, decidió en 1982 marcharse a jugar a la exótica liga surafricana y allí, en Durban, nació su hijo Mark. Raúl a punto estuvo de, involuntariamente, arruinar la aparición del que muchos en Chile consideran su mejor futbolista desde Zamorano. Porque la vocación futbolística de Mark se tambaleó ante la pasión que todo un país sentía por el rugby. Jugar al fútbol en el colegio era imposible y el balón oval fue ganando importancia en el corazón de aquel temerario niño que se colgaba del balcón de su casa cuando su madre no miraba. Un piso 47, para más señas.

Pero en 1994 la familia González regresó a Chile. Mark recuerda aquellos días como una época difícil ("Pasamos de tenerlo todo a no tener nada"), pero el fútbol volvió a su vida. Y de qué manera. Su padre le llevó a probar con la Universidad Católica y ahí despegó una carrera meteórica, que le llevó a debutar con la selección absoluta a los 19 años, después de ser la estrella en todas las categorías inferiores.

Igual de rápido que su caché deportivo creció su popularidad, hasta el punto de ganarse el sobrenombre del Beckham chileno. Su relación con la modelo argentina Gisela Molinero copó las revistas del corazón y en las páginas webs de sus fans se acumulan comentarios que sonrojarían, seguro, a su madre. Cuando posó desnudo para promocionar el consumo de leche la locura ya fue total. Ahora, cada gol que marca en Europa abre los informativos. Una carrera fulgurante para un tipo tan humilde que aún quiere que le llamen el chico Mark.