El día D y la hora H

Escuché decir a Luis Aragonés, recordando la final de la Copa de Europa de 1974, aquella que el Bayern empató contra el Atlético a 30 segundos del final con gol de Schwarzenbeck, que ojalá se le hubiera ocurrido hacer algo antes de ese fatídico instante, y apuntaba la posibilidad de haberse bajado los pantalones, cualquier cosa, en fin, que hubiera distraído la atención del destino. En su afán por encontrar una fórmula para perder el tiempo, Luis había encontrado un modo de detenerlo justo en el momento preciso: 1-0, el Atlético campeón de Europa. Y en busca de ese deseo imposible, Aragonés vendía sus calzones al diablo.

En un momento así se encuentra el Villarreal e identificarlo será el primer paso para conseguir la gloria. Habrá al menos un parpadeo, un instante favorable, un hilo del que tirar y que descoserá al Arsenal. A eso hay que agarrarse y para eso hay que estar preparados si no queremos pasarnos la vida lamentando el día que no nos bajamos los pantalones.

La desventaja no es dramática, pero el partido sí. Por eso hay que jugarlo cien veces antes de saltar al campo. Hay que evitar el gol contrario, naturalmente, pero hay que pensar también en un marcador sin goles a falta de diez minutos para la conclusión e incluso en un zarpazo traicionero de Henry al poco de iniciarse el partido. Cada una de esas posibilidades, hasta la más funesta, ofrece un camino hasta la victoria. No es fe, hay razones: el Villarreal es tan bueno como su adversario (tan ágil, tan fresco) y, lo que es tan importante como eso, juega en casa, en El Madrigal, un lugar distinto a cualquier otro porque no enfrenta al Arsenal con un estadio, sino contra un pueblo entero. Mucha fuerza es esa. Fuenteovejuna F. C.

En ese ambiente, cada grito suma y cada protesta local acabará desplazando al árbitro, si no a nuestro terreno, al menos hacia el de la neutralidad. La lógica de la conspiración indica que la UEFA prefiere antes una final entre el Barça y el Arsenal que entre dos equipos españoles. Lo dejó claro Herr Kauntz, aquel árbitro que en Highbury utilizó el silbato como cerbatana.

Deportivamente, el choque tiene mucho de partida de ajedrez; Wenger ganó la primera. El objetivo de ambos entrenador es, en principio, neutralizar las reinas de su oponente (Riquelme y Henry), pero esa obsesión puede terminar en locura y en eliminación. Encuentros tan focalizados los suelen ganar los alfiles y los caballos. Hleb y Cesc fueron determinantes en Londres en la misma medida que desaparecieron Sorín o Forlán. Todos cuentan, hasta los peones.

Dudas.

El Villarreal, que no podrá contar con Tacchinardi por sanción, recupera a Peña en el centro de la defensa. Josico ejercerá de italiano y es duda José Mari, recién recuperado de unas molestias físicas y tal vez sustituido por Guille Franco. El dilema de Pellegrini está en la portería: Barbosa o Viera. El chico estuvo nervioso en Highbury, pero el teórico titular cantó contra la Real.

En el Arsenal todo es flamante, si se tiene en cuenta su trayectoria en la Premier, donde se ha complicado mucho la clasificación para la Champions. El equipo no recibe un gol en Europa desde septiembre de 2005, Lehmann está a cuatro minutos del récord de imbatibilidad en competición continental y sobre cualquier brillante estadística se eleva un nombre: Henry.

Y es que el destino del club y su estrella van ligados en el momento más importante de la historia del club, porque no lo dije y es importante: jamás había llegado tan lejos el Arsenal en la Copa de Europa. Es decir, no saben más que nosotros, no han visto más, no tienen más. Después de ganar tres Ligas y cuatro Copas de Inglaterra, con Henry haciendo las maletas hacia algún lugar desconocido, Wenger ve pasar ante sí su último tren.

En el Arsenal es baja Senderos y su puesto lo puede coger Sol Campbell. Pires, en la órbita del Villarreal, parece que será titular. Reyes, que vuelve al equipo después de cumplir sanción, podría comenzar en el banquillo. Esos tipos mueven el balón a velocidad de vértigo.

El partido es maravilloso por abierto y por las mil historias que caben dentro. Fabuloso por la oportunidad que se presenta, el día D, la hora H. Que nadie se apriete mucho los pantalones.