El Real Zaragoza aguarda desde media tarde de ayer la final de Copa en su cuartel general en Madrid, ubicado en el hotel Silken Puerta de América de la capital, adonde Víctor Muñoz llegó con 23 jugadores en la expedición, más Cani que se incorporó ya en Madrid. La plantilla aragonesa había realizado el último entrenamiento por la mañana, a puerta cerrada en La Romareda, y Víctor dedicó la sesión a preparar jugadas ensayadas y limar cuestiones tácticas en defensa y ataque para el partido del miércoles.

El entrenador del Zaragoza desplazó a toda su plantilla, más Chus Herrero y Jorge Gotor, defensas del filial que suelen entrenarse con el primer equipo. Chus debutó en octubre y ya ha jugado cinco partidos, con ocasión de bajas o lesiones de los centrales titulares. Gotor todavía está en edad juvenil y, aunque ya hizo parte de la pretemporada con Víctor, no ha debutado aún. En la lista de viaje también entró César Jiménez, lesionado por Figo hace año y medio, precisamente en el Bernabéu.

Todos los demás futbolistas están en perfectas condiciones para jugar y, de hecho, Víctor reservó a siete titulares en el choque del domingo en Sevilla. En su salida hacia la capital, los futbolistas trataron una vez más de rebajar el exceso de confianza que advierten en el entorno ante esta final: "En Montjuïc ganamos y no había siquiera una botella de champán en el vestuario, tuvimos que pasar al del Madrid. Ahora todo el mundo nos felicita por anticipado. La Copa hay que ganarla todavía", advirtió el defensa brasileño.

El vestuario ha trabajado esa mentalización y dice estar al margen del ambiente que hay en la ciudad (35.000 zaragocistas viajarán mañana para ver el partido). También Víctor ha querido cuidar ese y todos los detalles.

El entrenador zaragozano había considerado la posibilidad de celebrar hoy una doble sesión de entrenamiento, pero finalmente hará sólo la que estaba prevista desde un principio, a las ocho de la tarde en la Ciudad Deportiva del Real Madrid en Valdebebas.