Un periodista francés, un italiano y un inglés se reunieron al final del Arsenal-Juve con un español y todos exclamaron con envidia lo mismo: "¡Qué suerte tener a un jugador como Cesc para este Mundial!" Se les explicó que acaba de debutar con la Selección, que igual Xavi regresa, que los miedos de las grandes competiciones suelen dejar en el banquillo a los que acaban de aparecer en la escena

Pero después de ver la lección magistral del catalán ante la Juve, nadie podía entenderlo. "Será titular en Alemania, ¿no?", insistían. Si un exiliado, y adolescente, triunfa en una plaza tan complicada como Highbury reemplazando a un grande como Vieira, lo lógico es que así sea, se les decía, pero

La prensa británica se alzaría en armas si supiera que la selección no son Cesc y diez más. Los titulares de ayer se los llevó Fábregas porque la previa había centrado el partido en un enfrentamiento entre Patrick Vieira, que regresaba a su antigua casa, y el joven de 18 años. La falsa pugna la ganó el catalán que, en todo caso, no es como Vieira, un medio centro defensivo, ni lo pretende ser. Como dice el Daily Telegraph, "ya no se hacen centrocampistas como Cesc", reconociendo el nacimiento de un mediocentro todo terreno con calidad y cerebro.

El sistema de Arséne Wenger se basa en un ataque veloz y una defensa retrasada, pero sorprende que su éxito esta temporada se esté basando principalmente en lo segundo: siete partidos consecutivos de la Champions sin conceder un gol. La disciplina táctica, la distribución de Cesc y sus apariciones en el área son clave. En el minuto dos del encuentro sobrevivió a una entrada durísima de Vieira y luego le devolvió el gesto para equilibrar la batalla física y recordarle que no le tiene miedo. Por otro lado, marcó un gol y dio el pase a Henry para el segundo. Y, apoyado en la clase de Cesc, el Arsenal se acercó a las semifinales.