Ni equipo ni entrenador

Primera | Real Madrid 0 - Betis 0

Ni equipo ni entrenador

Ni equipo ni entrenador

jesús aguilera, felipe sevillano, carlos martínez, chema díaz y helios de la rubia

Horrible partido entre dos equipos abatidos. López Caro dejó solo a Guti en el centro campo. El Betis no aprovechó las facilidades que le dio el Madrid.

Cuándo te haces viejo? O mejor: ¿cuándo dejas de ser joven? No se sabe. Nos dicen que es un lento proceso de degeneración celular, pero lo verdaderamente cierto es que ocurre un día. Te miras al espejo y te descubres una cana o, tal vez, una entrada que se abre camino por tu cabellera como un cortafuegos, o la pata de un gallo sobre la sien, o un flotador sin cabeza de cisne, o un niño que te llama señor. O todo eso junto.

¿Cuándo deja un futbolista de ser joven? O mejor: ¿cuándo comienza su declive? No está claro. Probablemente, la resistencia a envejecer es mayor en los futbolistas que en otros profesionales del deporte (atletas, tenistas, ciclistas...), a los que es el propio juego o la comparación directa con sus adversarios lo que los jubila. En el fútbol, en cambio, el peso se reparte sobre once espaldas y resulta difícil cribar responsabilidades.

En eso y en los méritos recientes se escudan algunos jugadores para negar su decadencia, un rechazo que incluye no poca furia porque son bastantes los que se enfrentan a las primeras críticas de sus carreras, habitualmente plagadas de elogios que nunca les parecieron exagerados.

Sin embargo, muchos de los futbolistas que jugaron ayer en el Bernabéu han cruzado ya esa raya que es más fina que la primera cana y más breve que un segundo, porque no es más que una centésima lo que separa la puntera del balón y el regate del defensa.

Y no me estoy refiriendo a un problema de edad, o no sólo a eso, sino a una cuestión de frescura mental, de entusiasmo, de hambre, de ansia, de alegría. ¿Es posible que el Madrid que alcanzó brillantemente la final de Copa hace dos años se haya extinguido por completo? ¿Podría ser que el Betis que se clasificó para la Champions hace meses esté ya agotado? Sí, podría ser, ocurre un día.

Sin embargo, que el partido de ayer fuera algo así como el purgatorio de los futbolistas, tipos corriendo de un lado para otro y delanteros incapaces de marcar un gol, se debió tanto a la tristeza que abate a los dos equipos como a la inspiración (o expiración) de sus respectivos entrenadores. López Caro, desde hace días víctima de un ataque de importancia, decidió plantear el partido con un solo centrocampista: Guti. A su alrededor, Robinho, Zidane, Raúl y Cassano, como es sabido, todos hombres de brega y recuperación. El resultado fue que Guti se nadó el océano de punta a punta y el Betis encontró cien caminos para llegar a la portería de Casillas.

Serra Ferrer, que tiene menos donde elegir, se equivocó casi en la única elección posible y prefirió a Robert antes que a Dani. El rendimiento del brasileño fue sencillamente penoso. En el primer minuto falló un gol con la portería vacía y en la segunda mitad no supo resolver un mano a mano con Casillas y chutó contra el muñeco. Entre una cosa y otra, un par de remates de cabeza insulsos, impropios del delantero centro de un equipo que se está jugando la vida. Y ese desapasionamiento es hiriente cuando se dispone de un chico que es una revolución concentrada y el máximo goleador del Betis.

Lo mejor.

En fin, vayamos a los héroes, que hubo dos. El primero Cicinho, que regresó al once del que nunca debió salir (y menos en Highbury), y fue el más destacado del partido. Se entregó con generosidad, puso buenos centros desde la derecha, uno tan cerrado que acabó en el palo, y en el último suspiro del partido hasta se sacó un zurdazo que exigió lo mejor de Contreras. Aunque fue el mejor, sigue pareciendo más decisivo si parte desde el lateral, porque a sus incursiones se añade el factor sorpresa. A su exitosa sociedad con Beckham le han cerrado la oficina por algún motivo que se nos escapa. El inglés se quedó ayer en el banquillo, tal vez porque el Madrid vuelve a jugar el miércoles. A López Caro hace tiempo ya que no se le distinguen las rotaciones de las condenas.

Joaquín fue el otro buen futbolista sobre el campo. Se le critica mucho su inconstancia y con frecuencia se le hace responsable de no cargarse al Betis a su espalda, como si eso fuera sencillo. De lo que no cabe duda alguna, ayer se vio, es de que es el único superviviente del equipo, el único que no se ha contagiado de la pesadumbre general. Es un gran futbolista en el Betis y lo sería en cualquier equipo del mundo porque tiene un valor en vías de extinción: desborde. Y 24 años.

Centrándonos en el juego, señalar que en pocas ocasiones se encontrará el Betis con tantas opciones de vencer en el Bernabéu, con tantos espacios. Cada robo de balón era la invitación a una fiesta toga, un plan sugerente, metros por delante, la defensa corriendo hacia atrás y los atacantes al asalto. Pero a la hora de la verdad, en la proximidad de la frontal, de la última trinchera, nadie capaz de imaginar algo malvado, todo inocente, mil errores de Arzu en el pase, qué sorprendente lo de ese futbolista que lo tiene todo, planta y tranco, y que se deshace en lo esencial. Horrible Edu, estupendo jugador hace muy poco y ahora completamente abatido. Voluntarioso Xisco. Ausente Rivera.

Más penas.

En la otra costa, el panorama no era mucho más prometedor. Zidane, un par de pinceladas, dos trazos sin dibujo. Cassano, que fue titular, se limitó a dar un buen cabezazo, poquísimo para quien vino como perla de Italia. Y Raúl se arrastró con tan poca fortuna que el entrenador se vio obligado a sustituirlo por Ronaldo en el minuto 53. La inamovible presencia del capitán en el once titular es casi ruborizante. Ronie, aunque sin excesivo acierto, al menos agitó el árbol y provocó situaciones de peligro. Por lo que respecta a Robinho, ha perdido toda la confianza que le dieron tantos partidos seguidos a principio de año. Hay que volver a empezar con él. El equipo está tan debilitado que le avejenta hasta la camiseta interior que se le trasluce; parece poco para protegerlos del catarro, de la pulmonía.

El Betis sufrió un par de sustos y terminó por conformarse con el marcador, mal síntoma. Contreras se inventó una nueva forma de perder tiempo, escondido tras la valla de publicidad. Hasta que lo encontraron. A siete minutos del final, Serra dio entrada a Dani, pero retiró a Joaquín. Los caminos de los entrenadores son inescrutables. Así finalizó el encuentro, con un último arreón del Madrid y aquel zurdazo de Cicinho.

Perseguir al Barcelona era una posibilidad, pero jamás un firme propósito, porque el Madrid hace tiempo que está al azote de los elementos. Algo parecido le ocurre al Betis. En ambos casos falta equipo y entrenador. ¿Que cómo pudo ser si eran tan buenos? Simple: un día ocurre.