Europa se escapa por el desagüe de La Romareda

El Zaragoza se dedicó ayer a asumir lo mejor que pudo la derrota con el Getafe, golpe que tiene un efecto moral y otro deportivo, porque con una victoria el Zaragoza estaría ahora a sólo cinco puntos del séptimo puesto, el del Sevilla. "Es un palo perder así en casa, pero tenemos que agotar nuestras opciones", reconocía Víctor quien, como el resto del equipo, se resiste a dar Europa por perdida.

Puede que el entorno del Zaragoza haya acogido con cierto pesimismo la victoria del Getafe en La Romareda (1-2); y que casi todo el mundo piense que el único sentido de esta temporada reside ya en la final de la Copa del 12 de abril. Pero Víctor y sus futbolistas aún no piensan en eso. Para bien y para mal. Por un lado, advierten que aún hay que sumar los puntos precisos para la salvación (cifrada en unos 42) y, por otra, insisten en que once encuentros son suficientes para luchar todavía por alcanzar la UEFA por la Liga.

La impresión general es que el domingo el Zaragoza desaprovechó una oportunidad magnífica. Paradójicamente, ganó en San Sebastián y no pudo acortar distancias porque ganaron todos los que llevaba por delante. Y el domingo, cuando perdió con el Getafe, también perdió el Sevilla. Eso mantiene la frontera europea a ocho puntos de distancia.

La sangría. Es una renta que se puede recuperar, o al menos encoger para llegar a los últimos partidos con opciones. Pero el Zaragoza no acaba de mostrar en la Liga la solidez precisa para sostener esa aspiración. En un periodo decisivo, ha perdido tres de los últimos cuatro encuentros en casa: frente al Atlético (0-2), el Barcelona (0-2) y, este domingo, el Getafe (1-2). Sólo superó al Betis (4-3). Ceder nueve puntos a estas alturas en La Romareda supone una carga demasiado pesada para el avance que precisa el Zaragoza.

Esa irregularidad en casa ha constituido su rasgo más singular esta temporada, de donde han volado nada menos que 19 puntos en los 14 encuentros que el conjunto de Víctor Muñoz ha disputado en casa. Lleva once menos que el Sevilla en su estadio, por ejemplo; nueve menos que el Villarreal; 14 menos que el Celta... Esa inseguridad en el domicilio lo condena a la mitad de la tabla. No es un desagüe, es un sumidero en toda regla.