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Yo digo | Juanma Velasco

Sencillo, cercano y sin malicia

Actualizado a

La primera vez que vi a Iban Zubiaurre fue en un juzgado. En agosto. Entonces no cruzamos palabra. Era imposible. El lateral de Mendaro se sentía un reo camino del patíbulo. Era un tipo temeroso y lleno de recelos. No volvimos a cruzarnos hasta que hace un par de semanas, por casualidad, nos vimos en un restaurante de Bilbao, en el Mendipe, en las faldas del Pagasarri. Allí, pese a la reticencia inicial, pactamos una entrevista. El ex jugador de la Real (o habría que decir próximo jugador del Athletic) sólo pidió un poco de tiempo. No quería nada antes de volver a verse las caras con Miguel Fuentes en el juicio de cantidad que se celebró el 22 de febrero.

Ver a Zubiaurre en Mendaro es ver a un personaje diferente. En su pueblo, Zubiaurre es el futbolista. Y hay veces que esa condición le ofrece un punto de timidez. Antes de entrar a tomar un café en un bar del pórtico que rodea a la Herriko Enparantza pregunta con sonrojo "si dentro hay mucha gente". La persona que se esconde detrás del lateral polémico que ha roto con la Real para jugar con el Athletic es un joven de 23 años cercano, sencillo y sin malicia. Sólo hay que darse un paseo con él para darse cuenta.