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Yo digo | Mario Ornat

Sobre el racismo y la dignidad

Actualizado a

Por qué la dignidad de Etoo ha de ser mayor que la dignidad de Guti cuando le cantan maricón. O la de quienes soportan insultos a la Virgen del Pilar; por qué ha de ser mayor que la de quienes aguantan el "¡ETA, mátalos!". O que la de Roberto Carlos, herido e insultado en el Camp Nou. O la del árbitro al que 30.000 se le ciscan en la madre. O la de Expósito, escupido por... Etoo. ¿Se van del campo? No, aunque su dignidad esté abrasada.

El racismo es un asunto demasiado serio como para convertir a Etoo en Luther King. O para igualar su escenita con el precioso puño enguantado de John Carlos y Tommie Smith en el verano del 68 en México. No nos la cojamos con papel de fumar: el fútbol no es una reunión adánica de bienpensantes, libres del pecado original. Eso no excluye la denuncia ni la educación frente a esta basura. El fútbol es sublime y despreciable pero no es la sociedad. No. Así que Etoo no es Nelson Mandela. Etoo no es Stephen Biko. Etoo no es Rodney King. Etoo es sólo un futbolista demasiado maravilloso y demasiado pueril. Y la dignidad es como el culo: que todos tenemos una.