Quedan la Liga y la Copa

Se había encomendado el españolismo a todos los mitos blanquiazules. Consta que el pueblo había rezado todo lo que sabía y más. Es más, las velas de la Catedral se habían agotado, pero San Judas, patrón de los imposibles, parece que no es muy periquito. Se acabó el sueño europeo después de caer de manera clara y contundente ante el Schalke 04, un equipo serio que vino a hacer su partido y se salió con la suya.

El primer acto estuvo condicionado por la ilusión que los futbolistas recibían desde la grada. Los más de 20.000 valientes que desafiaron al frío y a los alemanes demostraron estar a la altura de las circunstancias. Éstos pronto se dieron cuenta de que De la Peña tenía que ir a buscar el balón demasiado atrás, casi incrustado entre la terna de centrales por la que apostó Lotina. Y el equipo no acababa de arrancar. Sá no está ni para ser eleguido en un juego de cónsola. Es tan anárquico que a veces produce vergüenza ajena. Ver a Lopo y a Zabaleta cubrir sus carencias defensivas era sonrojante. Pero alguna cosa tendrá que siempre apuestan por él.

Iván tuvo que mover su posición y se adelantó unos metros, dejando a Costa y a Zabaleta como hombres fuertes en el centro del campo. Los técnicos del Schalke 04 se dieron cuenta que el Espanyol en ataque no andaba fino. Los delanteros jugaban a 30 metros de la portería teutona. Por ese motivo, con el buen posicionamiento de sus jugadores de zona ancha, parecía tener de sobra. Poulsen por delante de una defensa contundente; Lincoln (excelente futbolista), Ernst y Bajmarovic moviendo el balón con criterio, apoyándose con un buen y joven lateral diestro brasileño, Rafinha; Kuranyi peleando por arriba y dejando muestras de su clase (creó la jugada más peligrosa de la primera parte para los alemanes, con caño incluído a Pochettino) y la pierna derecha de Asamoah fue suficiente para llegar al descanso con empate a cero y con pocos acercamientos destacados por los españolistas. La única y más clara, un remate de Domi, después de una jugada peleada por Pandiani, se fue a la grada.

Kameni.

Volvió a la titularidad y lo hizo muy bien, la verdad. Desde el primer momento se mostró seguro y muestra de ello es que no pudo hacer nada en los tres goles encajados. Jofre, Juanfran y Coro salieron mediada la segunda parte y le dieron un aire diferente al equipo. Pero nada de nada.

Cuarta derrota seguida del Espanyol. Un balance demasiado negativo para un equipo que deja de participar en una competición de exigencia elevada. Ahora queda aliviar la situación en la Liga y seguir soñando en la Copa. Queda vida y con ella toda la esperanza de una grada que merece algo mejor.