¡Que sigala fiesta en Lorca

Por qué el Villareal en Primera y no el Lorca? ¿Por qué Almendralejo o Soria lo fueron en su momento y no podrían serlo en cuatro meses los lorquinos? Son preguntas que se escuchan en la Ciudad del Sol, en Lorca. Una ciudad al sur de la gran capital, esa que se desangra viendo al decepcionante Murcia, en la que cada partido de los chicos de Emery se ha convertido en un acontecimiento. Por inesperado y, sobre todo, por el envoltorio modesto y proletario que rodea todos sus pasos. Un club al que su presidente Antonio Baños refundó y rescató de la nada hace cuatro años que soñará con la Liga de los Ases cuando los ya cercanos 50 puntos estén en el zurrón.

En esta cooperativa futbolera, personalizar casi es pecado pero ahí van cuatro de las claves: Baños, su presidente. Un tipo impulsivo que ha pasado de emular a Gil o a Lopera, a disfrutar desde la tranquilidad del buen momento; Unai Emery, su entrenador. Un estudioso que dejó la pasada temporada 'de un día para otro' el vestuario de los jugadores, por la caseta del míster; De Carlos, el goleador. El navarro materializa en gol el juego del bloque; y por encima de todos, la afición de una ciudad que farda de equipo. ¡Que siga la fiesta!