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Copa del Rey | Real Madrid - Zaragoza

La confianza subterránea

Nadie en el Zaragoza ha dado la final por hecha. El equipo ha adoptado un perfil bajo, pero se ve capaz de ganar en el Bernabéu.

Actualizado a
<b>SEGURIDAD. </b>Toledo y Ewerthon, en un momento del entrenamiento del Zaragoza de ayer.
alfonso reyes

Fue el mismo Víctor, cuando el marcador de La Romareda aún ardía con el 6-1, quien en la rueda de prensa posterior a ese partido dijo: "La eliminatoria aún no está decidida". Con cinco goles de ventaja, esa frase pudo sonar al principio como una boutade de entrenador, gente que saca el paraguas antes de que llueva, pero los días la han convertido en pauta de actuación: mientras la soflama crecía en Madrid, en Zaragoza nadie se ha permitido un traspié dialéctico. La confianza corre subterránea por el vestuario. Nadie la muestra, pero está ahí.

Todos los mensajes han ido en la línea de aquel primero de Víctor. No se hizo necesaria ni una consigna, porque el Zaragoza se comporta así naturalmente. Es un reflejo del estilo de su entrenador y de sus futbolistas principales. Un grupo de perfil tan modesto como valiente, que se sabe íntimamente capaz de voltear a cualquiera y ser campeón. Lo primero lo demuestra en las palabras. Lo demás, en el campo.

Varios protagonistas han llegado a calificar estos días de "lógica" la invocación blanca al espíritu de Juanito. A nadie se le ha ocurrido decir que la final está hecha. Pero el pensamiento real es ratificarla a lo grande: el equipo de Víctor quiere aprovechar la locura transitoria del Madrid para vacunarlo al contraataque.

No se trata de una estrategia, se trata de una convicción. Algo así como Muhammad Ali acostado contra las cuerdas en el Zaire, frente a Foreman. "Creo que los vamos a pillar varias veces", confesaba sotto voce un jugador. Ese pensamiento se repetía en silencio. La mayor preocupación es que Álvaro, Gabi Milito y Cani se perderán la final si ven una tarjeta. "Más que clasificarnos, que lo haremos, me preocupan las consecuencias", avisaba un técnico de la casa en conversación privada. Pero Víctor no va a reservar a nadie.

Así llega el Zaragoza al Bernabéu. Envuelto en el largo silencio feliz que le proporcionó el 6-1. ¿Para qué agitar el ambiente? "No diré que quiero ganar -dijo Víctor ayer, cuando los periodistas lo cercaron-. Me interesa la final, no ganarle al Madrid hoy". Era un resumen. La suntuosidad del 6-1 permite la calma, la elegancia... y hasta una cierta conmiseración. Cinco goles dan para mucho.