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Primera | Osasuna 1 - Zaragoza 1

Un golazo de Ponzio privó de la victoria a los rojillos

Ningún equipo hizo méritos para ganar la contienda

Actualizado a
<b>LUCHA. </b>Milito y Milosevic pugnan por alto para hacerse con el control del balón.
agencia

Ahora ya sabemos que el 6-1 y todo lo demás está teniendo un cierto efecto persuasivo en este escenario diverso que es la Liga española. Había que ver ayer ese estadio del Reyno de Navarra, ese incendio de voces y la rivalidad alimentada en la grada desde antes del partido. Pero sobre todo, ese efecto lo vimos en la actitud de Osasuna, que en cuanto pudo (o sea, en el momento que se vio con un gol regalado con lazo y todo) reculó hacia su campo, perdió la pelota y se puso a bailar al ritmo que le dijo el Zaragoza. Y eso que éste le concedió un gol nada más iniciar la acción, cuando el partido apenas había recorrido un par de minutos de su tiempo.

El gol sancionó la varonil salida de Osasuna, a golpe de corneta y hoguera de ánimo. Pero significó también el principio y el fin de su dominio, porque poco a poco fue relajando el gesto en el medio y el Zaragoza empezó a tocar la pelota con cierto espacio. Empezó a llegar, a traspasar líneas con comodidad, a encontrar vías por afuera y combinaciones veloces. Se parecía más a lo que sabemos de él en los últimos tiempos. Eso sí, le faltaba la frescura de otros días. Osasuna empezó a sentir miedo, porque el Zaragoza tenía cara de gol. Lo firmó Ponzio en una falta esquinada sobre la derecha. Un pedazo de gol. Aranzábal hizo la amenaza en un papel que no habíamos intuido para él. Saltó por encima de la pelota como un chico en el patio del colegio y Ponzio metió una comba de museo con el chanfle interno. Cruzó el área de lado a lado, dejó estupefacto a Ricardo y encontró la otra escuadra como el toro encuentra chiqueros. Por naturaleza.

Ese empate quizás definía a los dos equipos. Osasuna no estuvo cómodo en toda la noche. Y el Zaragoza medio miraba al martes. Los navarros llevan tres partidos sin ganar en el Reyno de Navarra y ése ha constituido todo el año su argumento principal. Lo demás fue nada, desaliento por un lado y desinterés por otro. Por eso el empate.

El detalle: carga policial tras el partido

Los incidentes que se produjeron a la conclusión del partido y que provocaron que hubiera cargas policiales en los alrededores del estadio Reyno de Navarra, obligaron al Zaragoza a quedarse retenido dentro del campo e hicieron que su marcha a la capital maña se demorara.