Primera | Barcelona 1 - Atlético 3
Torres se sale y revive la Liga
El Atlético le dio un baño al Barça. El Niño, genial, marcó dos goles. Maxi también mojó. Sólo Messi dio la cara en los azulgranas, pero se lesionó.
Fue una exhibición tan fabulosa como sorprendente. El Atlético dio un paso más en su nuevo hábito de ganar al Barça y esta vez no lo hizo esperando una contra y rezando. No. Lo logró jugando al fútbol como los ángeles, en el mejor partido de este equipo desde el infausto descenso. Cogió el mando en el primer minuto y le dio un baño al líder de principio a fin con un antológico Fernando Torres poniendo el broche. Ahora el Barcelona tiembla por primera vez en la temporada y tiene motivos. La Liga está viva de nuevo.
Fue la valentía de Pepe Murcia lo que comenzó a decantar el choque. Su apuesta por los cinco atacantes asustó a Rijkaard, que se acobardó y entregó medio partido con su alineación. Colocó a Gabri de lateral derecho para meter a Oleguer de central y a Márquez de mediocentro defensivo. Así regaló dos duelos directos al Atlético, ya que Petrov jugó con Gabri y Torres con Oleguer. Pero eso no fue lo más grave. El suicidio fue situar a Deco de Ronaldinho, escorado a la izquierda y muy arriba, fuera de posición y alejado del juego. Sin el portugués para guiarles, Iniesta y Van Bommel naufragaron y Luccin e Ibagaza camparon a sus anchas en el centro del campo. El que pensó como un grande fue Murcia.
La rendición de Rijkaard dio alas al Atlético, que salió a tumba abierta. Parecía que era él quien jugaba en casa. Mientras, el Barça esperaba una contra, entregado al talento de Messi. No es mala elección puestos a entregarse a alguien. Durante la primera parte, cada aparición del argentino despertó una ovación en el Camp Nou y bastante desasosiego en el rival. Pero su equipo era tan plano y estático que Messi se vio obligado a bajar mucho a por el balón. Partiendo desde tan lejos era peligroso. Si alguien le hubiera dado un balón en condiciones, habría sido letal.
Letal fue Torres. Si el año pasado el Camp Nou acabó ovacionándole, esta vez a Laporta le temblaba la chequera en el palco, tentado a realizarle una oferta irrechazable a Cerezo allí mismo, para detener la sangría y, de paso, asegurarse al mejor delantero de España para un futuro deslumbrante con Ronaldinho, Etoo, Messi y el Niño. Hay sueños más improbables.
Torres llegaba a su campo talismán metido en una espiral de dudas. Las de sus críticos: ¿es tan bueno? ¿tiene que ser titular en el Mundial? ¿se ha estancado? Y las suyas propias: ¿me equivoqué al quedarme? ¿debo irme ahora? Ayer resolvió las de los primeros y sus compañeros pudieron simplificarle las segundas: hay futuro en el Atlético. Claro, que gran parte pasa por él.
A los 17 segundos ya había dado el primer susto, que Puyol resolvió in extremis metiéndole el hombro. Fue la única batalla que ganó el central. La siguiente que cogió el Niño acabó en gol, aunque el despistado Lizondo señaló un inexistente fuera de juego y Valdés no hizo mucho por pararla. Poco después se fue de medio Barça y cedió a Petrov, que perdonó por no rematar de primeras. Ahí se acabaron los avisos.
El primero.
En el minuto 33, Ibagaza centró al área y Gabri saltó a destiempo estorbando a Oleguer. Maxi aprovechó el absurdo topetazo azulgrana para dejar la pelota en el punto de penalti, donde apareció Torres para fusilar a Valdés y recordarle al Barcelona que no podía luchar contra su destino, la victoria tenía dueño y héroe.
Alrededor de Torres, el juego del Atlético fluía como no se recordaba, con un Ibagaza majestuoso de maestro de ceremonias. Su presión, liderada por un inconmensurable Luccin, ahogaba al Barça, que tocaba sin criterio ni destino. Tras el gol, la leve reacción local murió en los pies de Pablo y Perea, que contagiados del ambiente general recuperan el nivel a pasos agigantados. Y mención especial para Molinero, olvidado en el banquillo durante toda la temporada y que ayer demostró ser el mejor lateral derecho que tiene el Atlético.
El descanso llegó sin sobresaltos para los rojiblancos, en una loable lucha de Messi contra el mundo que acabó con el argentino lesionado y sustituido. Ahí se acabó el Barça, sin Ronaldinho, sin Etoo, sin Xavi, con Deco exiliado y ahora sin Messi. Rijkaard intentó arreglar el desaguisado con la inclusión de Giuly y Ezquerro, devolviendo así a Deco a su posición natural de líder, pero el portugués ya estaba fuera del partido y, por si acaso, el Atleti tardó minuto y medio en dar la puntilla.
Torres le metió un balón en profundidad a Petrov, otro que se crece contra el Barcelona, y éste le sacó los colores a Oleguer en la carrera. El búlgaro esprintaba con el balón controlado mientras el central intentaba tirarle como fuera, pero cada vez le veía más lejos. Parecía el Coyote persiguiendo al Correcaminos. Y acabó igual. Petrov llegó hasta el área y le puso un pase de la muerte perfecto a Maxi que, en posición correcta, empujó a la red. El argentino marcaba así su séptimo gol y culminaba otro partido perfecto, esta vez aún más cómodo jugando en su posición preferida, de segundo punta. Apareció sin cesar y siempre con peligro. Carácter y gol. Un gran fichaje.
Tras el 0-2, el Atleti se echó atrás y salió a la contra como en sus mejores tiempos, con Ibagaza de lanzador y Petrov y Torres abusando de los defensas. Sólo un destello de Deco e Iniesta permitió a Larsson, con un remate de mérito, dar esperanzas al líder. Pero fueron infundadas. Primero Leo resolvió sus empellones y luego Torres, quién si no, cerró la noche con un golazo. Previa asistencia inteligentísima de Maxi, controló de maravilla, recortó a Oleguer y marcó sin despeinarse.
El Atlético pudo golear, con una falta al larguero de Petrov y varios contragolpes diabólicos. No hizo falta. El resucitado equipo de Pepe Murcia sale del Camp Nou a seis puntos de Europa, algo impensable hace un mes. Además, afronta una parte amable del calendario con Real Sociedad, Getafe y Málaga. Su afición tiene todos los motivos del mundo para soñar y, sobre todo, para disfrutar. Ayer incluso algunos fueron a Neptuno. Con tantos disgustos, cualquier excusa es buena. También sueñan Valencia y Real Madrid, que vieron al Barcelona más humano de los últimos años. Rijkaard tuvo miedo y ahora tendrá pesadillas. Torres y el Atleti han vuelto.