El Recre ya es colíder

No tiene la calidad de Viqueira ni la velocidad de Uche ni el olfato de Casas ni nada como Mark Spitz, aunque tampoco le hace falta. Se llama Rafael y se apellida Barber y ayer se apropió de todas las cualidades citadas anteriormente. Su gol de volea a falta de ocho minutos para el final sitúa al Decano empatado a puntos con el líder Xerez y deja al Ciudad de Murcia en tierra de nadie. Lejos del ascenso y, por ahora, lejos del descenso.

El encuentro no fue para guardarlo en vídeo, sobre todo por un elemento fundamental: el agua. La intensa lluvia caída sobre Huelva dejó el césped del Nuevo Colombino casi impracticable para hacer buen fútbol, ése que le gusta practicar tanto al Decano como al Ciudad. Marcelino también lo vio claro y recurrió a Barber. Para ello se la jugó quitando a Viqueira, el único futbolista capaz de meter pases en profundidad con el terreno de juego anegado. Y la jugada le salió perfecta. Casas pelea un balón dentro del área de Jaime, pase atrás y Barber, previo toque en el larguero, manda el balón al fondo de la red. Un golazo. Y lo celebró como si del gran campeón olímpico de natación se tratara.

Antes del tanto albiazul, Rosu e Iban Espadas pudieron adelantar a sus equipos, pero se toparon con Jaime, el primero, y con Mateo, el segundo. Incluso Ramón sorprendió a su portero, pero el balón se marchó al poste. Abel se resignaba y se temía lo peor. El Recre apenas llegaba y eso le preocupaba, aunque fuera una contradicción. Los albiazules han perdido gol, pero se están acostumbrado a ganar por 1-0. Dicho y hecho. Ahí apareció Barber.

Cuando todo parecía decidido, el Ciudad tuvo el 1-1 muy cerca. Y de nuevo el agua tuvo un papel protagonista, aunque también hay que premiar a Pedro Baquero. El defensa albiazul salvó bajo los palos un balón que sin agua hubiera llegado al fondo de la red. El empate no llegó y ese triunfo deja al Decano a ocho puntos del cuarto. Más cerca de la gloria. El Ciudad... ni 'chicha' ni 'limoná'. Pero no se puede despistar porque en esta categoría cualquiera te hace un descosido.