Aferrarse a cualquier esperanza

Dice Javier Clemente que hablar del descenso es una broma pesada. Lo dice pese a reconocer que calcar los números de los tres últimos partido sería un billete directo al pozo de Segunda División. Pues bien, aunque estemos a diecisiete fechas del final del camino, las palabras del rubio son un punto para la esperanza. Él, desde luego, no está por la labor de pasar a la historia como el técnico que bajó de categoría al Athletic. Curioso, verdad. El último entrenador en hacerle campeón es el que ahora trabaja por no llevarle a una división desconocida. El baracaldés defiende que, al final, mandará el juego. Insiste en que su equipo tiene más juego que muchos rivales. La lástima es que no tiene más puntos, que es lo que cuenta.

Confío en Clemente y comparto su diagnóstico de que la playa siempre estará más cerca del que mejor juegue hasta mayo. Eso sí, hay veces que sus métodos me sorprenden. Por ejemplo, todavía me froto los ojos al ver de titular a Ustaritz en el derby con más sustancia de los últimos años. No es que dude de la capacidad del vizcaíno, ni mucho menos, pero hay pasos a seguir. Y antes de matador hay que ser novillero.