Primera | Zaragoza 0 - Atlético de Madrid 2
Maxi le da aire al Atlético
El Zaragoza, inferior a un sólido rival. Iturralde, fatal.
Ganó el Atlético y sólo ahora se puede hablar de reacción. La llegada de Pepe Murcia había provocado una evidente mejora en el juego, pero sus dos primeros partidos habían ampliado hasta doce la racha de partidos seguidos sin vencer. Por si no se acuerdan, el último triunfo llegó el 26 de octubre ante el Cádiz. Tres meses y varios dramas después, el Atlético parece haber recuperado el rumbo. Ayer fue superior a un pobre Zaragoza y ni siquiera el espanto de arbitraje que perpetró Iturralde debe de tapar los milagros que ha hecho Murcia con este equipo en diez días.
No se esperen nada revolucionario. No. El mayor milagro en este equipo es utilizar la lógica y eso ha hecho el nuevo entrenador. Murcia pone a los mejores que tiene, aunque eso suponga salir con un equipo tremendamente ofensivo, con una delantera que suena antiguo: Maxi, Kezman, Ibagaza, Torres y Petrov. Y un sólo mediocentro, algo que suena a sacrilegio en la actual dictadura del infame doble pivote. Así volvió a jugar ayer el Atleti en La Romareda, con una osadía poco habitual en un equipo en crisis y obtuvo justa recompensa.
Le ayudó el Zaragoza, todo hay que decirlo. Tal vez hastiado de enfrentarse una y otra vez al mismo rival, ayer jugó andando. Quitando una ocasión inicial de Ewerthon, bien resuelta por el recuperado Leo Franco, nunca dio sensación de peligro. Su frialdad fue alarmante para un equipo con mimbres para luchar por Europa. Como el Atlético, pese a su valentía, tampoco anda sobrado de talento, el partido transcurría entre bostezos hasta que Ibagaza se sacó de la chistera la genialidad suya de cada día, un pase al hueco que Maxi, ante la salida precipitada de César, convirtió en gol.
En ese mismo momento el Zaragoza hizo ondear la bandera blanca. El Atlético, muy ordenado y con Perea (sustito final incluido) recuperando el nivel, dominaba sin apuros. Eso sí, todo pudo cambiar si Iturralde hubiera pitado penalti por una mano clara de Pablo. No lo hizo y, ante la bronca de La Romareda, se vino arriba. Hay árbitros así, los peores, que no contentos con ser malos les gusta figurar. No dio una y culminó su lamentable show anulándole de manera increíble un gol legal a Torres por miedo, ya que la jugada nació de una mano (involuntaria) de Maxi en el área rojiblanca.
La cosa no pasó a mayores porque entre medias apareció de nuevo Maxi para liársela al horrible Toledo y ser arrollado por César. Penalti claro que transformó Torres, cerrando el partido y su sequía de seis partidos. Así acabó el choque, sin sobresaltos para los de Murcia y con La Romareda tan aburrida con la dejadez de su equipo que hasta se olvidó de Iturralde. Mientras, el Atlético disfrutaba de su primera alegría en meses y mira al futuro con optimismo. Ya era hora.