El Getafe repitió la misma fórmula que ante el Celta y le puso un altísimo ritmo al partido en el inicio. Esta vez sí tuvo resultados, ya que a los veinticinco minutos ya ganaba dos a cero. Güiza anotó el primero a los tres minutos al cabecear una falta lateral, y ya antes le había dado tiempo al Getafe a falla una clara ocasión por mediación de Redondo. No pararon los madrileños, con ganas de vengarse de la afrenta de la Copa. Pudo ser Riki quien sentenciara el partido, pero desperdició una clarísima ocasión que le regaló Güiza delante de Iraizoz, y eso que tuvo tiempo de preparársela y de pensar.
El buen juego azulón no se detuvo y hacia el minuto veinticinco Pernía remató en el segundo palo un buen centro de Güiza, presente en todas las jugadas de peligro. Fue el quinto tanto del lateral argentino, una cifra magnífica para un jugador de su posición. Sólo entonces el Getafe bajó el pistón y permitió una tregua al Espanyol, que salió con De la Peña, Luis García, Tamudo y Pandiani pero que perdió el sitio y el centro del campo desde el principio.
El Getafe dejó el espectáculo para la segunda parte, que deparó tres goles más, dos ellos golazos. Del Espanyol es difícil recalcar algo, porque no hizo prácticamente nada. Mejoró algo con la entrada de Juanfran, pero se debió más a la obligación de tener que ir a por el partido y a que el Getafe dio un paso atrás que a la propia convicción y buen fútbol. No había ni un solo motivo para que los madrileños pensaran que el partido peligraba.
Soberbio Getafe
A los veinte minutos de la segunda mitad Güiza decidió que había que matar el partido definitivamente y dio inicio a otra serie de magníficos minutos del Getafe. El jerezano aprovechó un pase largo de Vivar Dorado para cabecear de vaselina ante la salida de Iraizoz. Diez minutos después, Pernía hizo un gol de los suyos, un tanto "made in Pernía". El argentino restó protagonismo a Güiza, que hasta entonces estaba siendo el hombre del partido, con un soberbio disparo en una libre directo. El zurdazo se coló como un obús por la escuadra de Iraizoz, que no debió dar crédito.
El Espanyol deseaba que el partido se acabase cuanto antes, un encuentro que en realidad nunca jugó. Pero el Getafe quería más, estaba en plena fiesta y no tenía ganas de que terminase. Se trataba de esos partidos que un equipo quiere estar jugando durante tres días si hace falta, porque le salía todo. Así, Gavilán hizo el quinto a puerta vacía tras un nuevo servicio de Güiza y completó la venganza del Getafe ante el Espanyol por la eliminación copera.
