Copa del Rey | Zaragoza 2 - Atlético 2
El Atleti rozó el milagro
El Zaragoza se puso 2-0, pero acabó pidiendo la hora
El Zaragoza pasó a cuartos y cuando la próxima semana se enfrente al Barça casi nadie recordará cómo lo logró. Ni falta que le hace. Sin embargo, el Atlético, pese a caer eliminado, sí debe recordar que lo hizo con honor, que rozó el milagro, que lo mereció incluso. El Zaragoza, siempre a la expectativa, se puso 2-0 gracias a dos fogonazos aislados de Cani, un fantástico futbolista que apunta a la Selección. Todo parecía perdido para los rojiblancos que, habitualmente hubieran bajado los brazos, pero mientras Bianchi salía por la puerta, el orgullo entraba por la ventana, así que no se rindió, empató y reparó su maltrecha imagen.
Murcia planteó el partido como si fuera Zorba el griego: "Ya que va a ser un desastre, que sea un desastre esplendoroso". Y salió con todo: Ibagaza, Petrov, Galletti, Kezman y Torres. Quizás no fuera necesario tanto riesgo, ya que bastaba un gol, pero la valentía siempre es loable. El Atlético salió a tumba abierta desde el primer instante y el Zaragoza le dejó hacer, esperando su momento, que no tardó en llegar.
Los goles. A los diez minutos, Óscar entró por la banda derecha de una desguarnecida zaga atlética y le dio un pase de la muerte a Cani. Falcón, de nuevo notable, sacó el primer remate, pero Velasco no acertó a despejar y el rechace volvió a Cani, que ya no falló. Sorprendentemente, el Atlético no acusó el golpe y prosiguió su cruzada. Pero el Zaragoza se sabía la lección y seguía a la espera.
La siguiente que tuvo, volvió a marcar. Esta vez se invirtieron los papeles. Cani se la lió a Pablo y le regaló el gol a Óscar. Los de Víctor se volvían a su campo dando al rival por muerto, pero el Atlético era ayer como Peter Sellers tocando la corneta en El Guateque, no caía por más que le disparaban. En el 33', Galletti se fue de un desacertado Gaby Milito y Kezman, metidísimo en el partido toda la noche, pescó el balón, que andaba suelto por el área. Con el gol, el Zaragoza empezó a temblar.
Tras el descanso, el Atlético encerró a su rival en su área. Lo hizo más por convicción, percutiendo como un equipo de rugby, que por juego, pero su fe resultó conmovedora. Los laterales ni bajaban, dejando a Pablo y Perea, que ayer volvió a ser él mismo, como únicos defensas. No se entendió bien que Víctor sentara al velocísimo Ewerthon cuando más espacio tenía.
Diego Milito tuvo el 3-1 en una contra, pero Falcón estuvo sensacional y, justo después, Torres se fue de media defensa para que Galletti empatara. El Zaragoza ya era un puro temblor. Sin embargo, con media hora por delante, el Atlético, tan metido en la heroica, no supo cambiar de plan. Atacó sin descanso, pero sin ideas y el Zaragoza aguantó bien. No hubo milagro, pero con Murcia, el enfermo mejora a toda velocidad.