El derby acabó sin goles y con Casuco destituido

Casuco llegó al derby, (ante el Ciudad de Murcia dirigió su partido número 38 al frente de los grana) pero su etapa al frente del primer club de la Región tocó a su fin en el clásico. Su destitución fue la traca final a una mañana de emociones fuertes, por aquello de la rivalidad vecinal, pero de muy poco fútbol. El empate a cero final es fiel reflejo de lo que hicieron granas y rojillos. De su poco acierto en los metros finales, de las escasas oportunidades claras que sumaron y de la prevalencia de la destrucción sobre los ataques. No refleja el marcador la emoción, la lucha sin cuartel de los dos equipos, el equilibrio y orden con el que jugó el City de Abel y tampoco (es obvio) los dos tantos, uno por bando, que el colegiado vasco Gardeazábal Gómez anuló con acierto y vista milimétrica. El primero, al paso por el primer minuto, al camerunés del Ciudad Kome y al filo del descanso al madrileño Richi. Tampoco refleja el tanteo el disparo a la madera de Diego Alonso en el último suspiro del choque. Ahí tuvo el Murcia la victoria y quién sabe si incluso Casuco un salvoconducto de una semana más. Jamás lo sabremos, pero es posible que con una victoria en el zurrón, su despido no se hubiese cocinado a 'toda pastilla'.

Cambio.

El partido fue plano a más no poder. Fue equilibrado, pero más por lo malo que por lo bueno. El Ciudad salió más entonado en los dos tiempos, pero sin mordiente arriba. Por el contrario, el Murcia fue de menos a más. Empezó aturdido y corriendo desorientado tras la pelota y terminó los dos tiempos tirando de casta y de corazón... pero sin pegada.