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Primera | Atlético de Madrid 0 - Valencia 0

Ibagaza se mereció más

Un orgulloso Atlético dominó sin gol al gris Valencia.

<b>AGARRONES SIN MIRAR. </b>En cada córner se sucedieron los agarrones, incluso entre compañeros, como aquí Albiol a Mista. Perea le ayuda.
jesús rubio, carlos martínez, pepe andrés y chema díaz

La afición acabó cantando a pleno pulmón "Bianchi, vete ya" y no eligió el mejor día. Cargada de razones para explotar por todo lo sucedido en los últimos tiempos, se dejó llevar por un último cuarto de hora de agobio valenciano y el meritorio partido que había jugado el Atlético hasta ese momento cayó en el olvido. Porque, liderado por un excepcional Ibagaza, los rojiblancos hicieron de tripas (nunca mejor dicho) corazón y dominaron a un rival que llegaba lanzado y no demostró ser un candidato al título. Suponiendo que haya alguno que no vista de azulgrana.

Siendo sinceros, después de la tragicómica semana, la mayoría de atléticos habrían firmado el empate frente al poderoso Valencia. Además, durante más de una hora los rojiblancos aprovecharon el cursillo acelerado que dio Ibagaza para rondar el gol con insistencia.

Con el Caño como lanzador, el Atlético rozó el 1-0 en el minuto 14 con un contraataque magistral que culminó Torres con un magnífico centro a Petrov, pero el búlgaro remató un poco centrado y Cañizares sacó una gran mano de puros reflejos. El Valencia tenía la pelota, pero sus genios, Aimar y Vicente, estaban de día libre, dejando a Villa perdido en medio del océano y rodeado de tiburones. Especialmente lúcido estuvo Velasco, que cuajó su mejor partido como rojiblanco, tirando de conocimiento del juego e inteligencia.

Las mejores ocasiones del Valencia hasta el arreón final llegaron a balón parado. Primero, una falta lanzada por Fabio Aurelio (una joyita libre en el mercado) que Falcón desvió lo justo al larguero. Ya en la segunda parte, un cabezazo de Villa que rozó en Pablo y se estrelló de nuevo en la madera. Hasta en las peores circunstancias, el delantero asturiano se las ingenia para liarla.

Por su parte, el Atlético tuvo una gran media hora con Ibagaza varias alturas por encima del resto, y en él tiene mérito. Cuando está enchufado es un lujo y desespera un poco pensar lo que hubiera sido el Atlético si estas actuaciones no fueran tan intermitentes. Intuyo que nadie lo siente más que Torres, que ayer fue una pesadilla para la defensa del Valencia. Por eso, el partido deja señales positivas para los rojiblancos, pese a los nueve partidos sin ganar y la cercanía del descenso. Con sus ellos dos enchufados, sólo puede ir hacia arriba.

Por tradición y por el anunciado bajón físico, el Atlético acabó sufriendo. Mista y Villa rozaron el gol en dos ocasiones y se sucedieron los córners donde nadie miraba el balón, todos pendientes de agarrar al primero que pasaba por allí. Algún día llegarán los penaltis y los lamentos. El partido murió en el área del solvente Falcón y el Calderón estalló contra Bianchi que, sin embargo, ayer merecía más crédito. Su equipo recuperó el orgullo y eso es mucho.