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Primera | Athletic - Real Madrid

En 1958 el Athletic batió a otro Madrid galáctico

La rivalidad copera entre Athletic y Real Madrid vivió uno de sus grandes momentos cuando los bilbaínos ganaron la Copa en el Bernabéu ante un equipo que venía de ganar la Liga y su tercera Copa de Europa seguida. "Once aldeanos ganaron al glorioso Madrid", dijo el presidente rojiblanco.

<b>GAINZA, A HOMBROS.</b> El legendario Gainza pasea la Copa por el césped del Bernabéu.

Hace 47 años, en 1958, el Athletic derrotó en la final de la Copa a un Real Madrid verdaderamente galáctico y protagonizó una gesta que ha pasado a la historia. Todo estaba a favor de los blancos, tanto el escenario, el Santiago Bernabéu, como los antecedentes más inmediatos: apenas un mes antes se habían proclamado campeones de Europa por tercera vez consecutiva, al derrotar en Bruselas al Milán (3-2), y en la Liga también habían confirmado su dominio, finalizando con tres puntos de ventaja sobre el Atlético de Madrid, segundo clasificado, y trece sobre el Athletic, sexto. Se trataba de un equipo deslumbrante, aparentemente invencible, con el triplete al alcance de la mano.

Ni siquiera el fabuloso palmarés en la Copa con el que se presentaba el Athletic (19 títulos, diez más que el Madrid) le hacía favorito. Tampoco su victoria en semifinales contra el Barcelona, el único equipo que en toda la competición consiguió marcar en la portería de Carmelo (2-0 en San Mamés y 4-3 en el Camp Nou). Aunque no eran tan pesimistas los miles de aficionados rojiblancos que llegaron hasta la capital de todos los puntos de España.

Audacia.

En cualquier caso, parecía una demostración de audacia que el Athletic, dado que la final tendría lugar en Madrid, hubiera optado por el Bernabéu en vez de por el Calderón. Una audacia que también demostraría sobre el terreno de juego.

La gran final se disputó el 29 de junio y desde muy pronto quedó claro que las cosas no saldrían como la mayoría tenía previsto. Para empezar, llovía. No era una lluvia fuerte, pero sí persistente. Ambiente bilbaíno, podríamos decir.

Los dos equipos se presentaban a la última cita de la temporada con bajas. El Athletic no podía contar con Maguregui, por lesión, y el Madrid se quedaba sin Gento por haber sido expulsado. Esta baja era, naturalmente, mucho más importante para su equipo. El joven Pereda relevó a La Galerna.

Pocos podían creer lo que sucedió en los primeros minutos de juego. El Athletic salía en tromba y el Madrid se defendía a duras penas. Arieta, a los ocho minutos, dio el primer aviso con un fuerte disparo que despejó con problemas Alonso. El delantero de Durango (170 goles durante su carrera como rojiblanco) volvía loco a Santamaría.

Joseíto, KO.

Los problemas para el Madrid se multiplicaban. Al filo del cuarto de hora Joseíto se lesionó y se pasó el resto del partido cojeando (entonces no estaba permitido hacer cambios).

Las desgracias madridistas culminaron cuando a los 20 minutos el propio Arieta se sacó un trallazo desde fuera del área que valió el 1-0. Y sin tiempo para que los madridistas se repusieran del mazazo, tres minutos después, Mauri remató a bocajarro una jugada que había comenzado Artetxe.

Con esa ventaja, el Athletic se echó atrás y el Madrid se estrelló contra ese frontón en el que sobresalía el imponente Garay. Así acabó el encuentro y así se llevó el Athletic su 20º título de campeón de Copa, tal vez el más inesperado.

Enrique Guzmán, presidente del Athletic, puso el titular a la hazaña: "Once aldeanos han ganado al glorioso Real Madrid". Con esa exageración (porque no faltaban estrellas en el Athletic, como el mítico Gainza), el dirigente exaltaba la victoria de un equipo formado por jugadores de la tierra frente a un Madrid, conocido como la Legión Extranjera, que alineaba a cuatro estrellas nacidas fuera de España: Santamaría, Kopa, Di Stéfano y Rial.

El Madrid tardó dos años en tomarse venganza. Fue en 1960, en las semifinales. El Athletic, que ganó 3-0 en San Mamés, perdió 8-1 en el Bernabéu. Pero esa es otra historia...