Los verdugos del 6-2 rememoran su hazaña

Cuando un equipo no está acostumbrado a ganar títulos, tan sólo le queda la memoria. La historia de los humildes, como la del extinto CD Málaga, se escribe a base de gestas irrepetibles. Esas que se dan cada 20 o 30 años. Un partido, una tarde, que sin previo aviso, permanece indeleble en el corazón de quien lo vivió en primera persona. Porque nadie, ni los más optimistas, pudieron nunca imaginar que aquel caluroso 11 de septiembre de 1983, el conjunto blanquiazul endosaría un incontestable 6-2 al Real Madrid de Camacho, Juanito y Santillana. Las casi 50.000 personas que abarrotaron el estadio de La Rosaleda hirvieron de pasión al ver vapulear al club más grande de la Historia. Sabían que, probablemente, sería lo más importante que harían en el mundo del fútbol.

AS reunió a varios de los protagonistas de esa hazaña en el renovado feudo malacitano. Todos coinciden: "Algo así es muy difícil que se vuelva a repetir". Con la perspectiva y la calma que da el paso del tiempo, saben que aquello simboliza el título que nunca ganaron. Esa victoria permanecerá intacta en los anales del balompié. Aquella nave la guiaba Antonio Benítez. El mítico entrenador blanquiazul desgranó las claves de su Málaga: "Teníamos una velocidad endiablada y les arrollamos a la contra. Ganar al Madrid siempre es difícil. Sabíamos que nuestro calendario era muy complicado al principio de la Liga. Hicimos una pretemporada en Bélgica destinada a hacer una primera vuelta muy buena. Acabamos entre los primeros y con 17 malagueños". Hay quien quiso restar mérito a ese triunfo. Decían que aquel Madrid no era tan fiero. José, uno de los goleadores, discrepa: "Era un señor equipo. Decían que eran unas cabras, pero tenían a Juanito, Camacho, García Remón, Santillana, Del Bosque... Del fútbol no me he llevado dinero, pero eso se queda para mí. Benítez nos sacaba más de lo que teníamos". Lo dice con razón, ese bloque no sólo goleó al Madrid, también al Atlético (5-1) Depor (8-0) y Recre (5-0).

Emociones.

Canillas, que también marcó, lo revivió con gran efusividad: "Entonces no lo apreciamos como se debe. Debí disfrutar más cada minuto que estuve en el campo". El malagueño se acordó de una anécdota vivida con Camacho tras el duelo: "Me fui para unos conocidos del público que decían que nos iban a golear y les enseñé seis dedos. Camacho me vio y nos peleamos. Después, le expliqué que no era para menospreciar a su equipo".

Popo nunca olvidará el ambiente que les envolvió: "Fue inolvidable. De mis muchos años en el Málaga, lo máximo. La gente vibraba y saltaba. No sabías si llorar, saltar o reír. Es para vivirlo". Uno de los protagonistas que sigue ligado al club es el doctor Juan Carlos Pérez Frías y nunca olvidará esa noche: "Siempre se recordará cuando juguemos contra ellos. Ese partido es historia".