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Copa del Rey | Alcoyano 0 - Atlético 1

Maxi deshizo el entuerto

El Atlético perdonó y el Alcoyano acabó apretando

<b>OCASIÓN FALLADA. </b>En el minuto 38, Torres, solo ante Maestro, disparó fuera tras marcharse de Riaño en una buena jugada individual.
juan navarro y eduardo gonzález

Pensábamos que iba a ser un drama y resultó una comedia. Fútbol, lo que se dice fútbol, hubo poco, pero el partido dejó una serie de acciones surrealistas para el recuerdo. Al final, entre tanto desconcierto, apareció Maxi para poner las cosas en su sitio con un buen gol y clasificar a un Atlético que fue superior, aunque acabó sufriendo por su falta de puntería habitual.

Todo empezó rarito cuando Medina Cantalejo, muy en plan árbitro, retrasó un cuarto de hora el partido porque el escaso metro que separaba la grada del terreno de juego estaba más poblada que Ikea en fin de semana. Alcoy enloqueció con la visita del Atlético y el estadio de El Collao, en el que ya jugaba en Primera en 1951, es una cajita de cerillas. Había gente en los rincones más insospechados y el paripé de Medina no tenía más sentido que llamar la atención. Así son ellos.

En los primeros cinco minutos ya se vio lo que proponía el Alcoyano: intimidación física, alegrías justas y esperar a que el Atlético se suicidase. Pero esta vez la diferencia entre ambos contendientes era tan grande que ni Hitchcock hubiera logrado idear una trama de suspense. Eso sí, los rojiblancos pusieron de su parte.

Sobre todo Galletti, que hizo un ridículo importante cuando, sin venir a cuento, se tiró en el área para fingir penalti sin darse cuenta de que Ibagaza iba a marcar. Resultado: gol anulado y tarjeta para el piscinero. ¿Se imaginan un mundo en el que los futbolistas pensaran más en jugar que en hacer tonterías? Ni Luther King soñaría ya una cosa así.

Después, Galletti se dio cuenta de que aquello más que fútbol era rugby y se reconvirtió en pateador. Hasta tres disparos francos del argentino acabaron veinte metros por encima del larguero. Mal día para reivindicar más minutos.

Otro que no aprovechó su titularidad fue Ibagaza, que dejó otra acción memorable. Aún con 0-0, Maestro salió a por un balón y fue repentinamente abducido. Corrió hacia algún lugar desconocido y desapareció del plano, dejando al Caño solito, con el balón controlado y la portería vacía. Tal vez intentando comprender el fenómeno paranormal que había observado, el rojiblanco esperó al portero y le dio el balón a las manos. Increíble.

Pese a los errores cómicos, el Atlético acumuló un buen número de oportunidades. Torres, cuando no le cazaban, desequilibraba una y otra vez por velocidad y Mario Súarez (19 añitos y debutante como titular) fue el mejor mediocentro de los tres que alineó Bianchi. Un muy buen proyecto. Así, hasta que Maxi atinó con la portería.

Apuros. Tras el gol, el Alcoyano sacó la casta. Es imposible no simpatizar con un equipo la mitad de cuya plantilla podía tocar en un grupo de heavy. La entrada de Ángel (que se santiguó siete veces al entrar al campo, estableciendo un nuevo récord mundial) y de Barselleta fue un revulsivo y éste último tiró fuera un remate absolutamente franco en el último instante. Intuyo que hubiera provocado algunas risas, pero habría sido injusto. A veces, el fútbol es sensato hasta con el Atleti.