'Veto' de la organización a Kopa y a Di Stéfano

Los más mínimos detalles son de vital importancia en la diplomacia y el amor. Y la entrega del Balón de Oro es política pura con algo de fútbol. El máximo galardón que puede recibir un futbolista lo entrega el director de France Football junto a una personalidad del balompié. La organización quería que este año la estrella elegida fuera el ganador más antiguo del premio presente en la sala, la fascinante L'Espace Cardin próxima a los Campos Elíseos. Y ese ganador era ni más ni menos que Alfredo Di Stefano. La organización pensó que no era adecuado que el presidente de honor del Real Madrid otorgará el galardón a un barcelonista. Entonces se recurrió al plan B. Pensaron que debía entregar el premio el primer francés que ganó el dorado balón, Raymond Kopa, también poblador de la mitología madridista. ¿Solución? Huir del fútbol para evitar más problemas. La organización sabía que Ronaldinho había dicho en más de una ocasión que le gustaría recoger el premio de manos de su madre. Y así ocurrió finalmente.

Después del lío político-futbolistico dio comienzo la fiesta con una madrina inmejorable. Adriana Skleranikova, mujer de Karembeu, fue la encargada de presentar la gala. Algunos opinan que la modelo brillaba más que el balón. Su marido, sentado en una discreta quinta fila, llamó la atención al acudir con corbata, algo muy poco habitual. Zidane, sin embargo, que fue el único ganador del Balón que asistió en vaqueros y sin corbata, ha demostrado con creces su elegancia.

Todos los que son o fueron alguien en el mundo del fútbol arroparon ayer al último rey de la pelota. Beckenbauer, Cruyff, Di Stefano, Platini, Matthäus, Charlton o Figo ("he dicho cien veces quién hace las alineaciones en el Madrid y no lo voy a repetir más", dijo el portugués) estuvieron en París. Ronaldo, Nedved o Van Basten fueron las ausencias más notables.