Primera | Atlético de Madrid 1 - Espanyol 1
Daudén masacró al Atleti
No señaló tres penaltis ante un Espanyol inteligente.
El Atlético volvió a jugar mal, eso que vaya por delante. No se mereció la victoria ante un Espanyol más inteligente, que manejó mejor el correcalles en que se convirtió el partido. Pero al final decidió, y van mil, un árbitro que no dio una y cuyos errores acabaron masacrando a los de Bianchi. Daudén omitió tres penaltis y medio favorables a los rojiblancos y les dejó sin tres puntales (Pablo, Luccin y Torres) para el próximo sábado en San Mamés por acumulación de amarillas. Es difícil condicionar dos partidos en uno sólo, pero todo es posible si hay un árbitro de por medio.
El comienzo fue fulgurante. A los 9 minutos, Luccin disparó desde 30 metros y en lo que este cronista decía "¡Qué hace!", el balón se convirtió en un obús que cayó en folha seca para batir a Kameni. Golazo. Pero recordamos que este Atleti tiene menos picardía que una película de Marisol, así que se dejó empatar en la siguiente jugada, cuando Jarque se adelantó a Pablo para cabecear un córner, picadito e imparable para Leo. Volver a empezar.
Descontrol.
En realidad, tras el empate el partido dejó de ser un choque de Primera para convertise en una pachanga de patio de colegio. Como Bianchi y Lotina, valientes ellos, habían prescindido de Ibagaza y De la Peña, sus cerebros más lúcidos, nadie era capaz de dar sentido al juego y todo el mundo corría sin tener claro hacia dónde. En ese desbarajuste, el Espanyol estuvo más cerca del gol con Fredson omnipresente. Aunque Kezman también perdonó, solito ante Kameni, un gran pase de Torres.
Con el fútbol ausente, Daudén tomó el protagonismo. Antes del descanso, no vio una mano de Domi en el área y le sacó una exagerada amarilla a Torres (las de Pablo y Luccin fueron merecidas). En el último cuarto de hora, cuando el Atlético, ya con Ibagaza en el campo, recuperó el mando, señaló fuera del área un agarrón a Torres que se fue endureciendo hasta convertirse en placaje, ya dentro. Justo después, Kameni, muy nervioso toda la tarde, se tragó un balón colgado y arrolló a Luccin, en el penalti más dudoso de la tarde. Para concluir su recital, ya en el 95', Luis García empujó clarísimamente a Galletti cuando iba a rematar y Daudén amonestó al argentino por fingir. Es imposible hacerlo peor.
Pero, sea cómo sea, el proyecto de Bianchi se tambalea como un tentetieso. No juega a nada, sobrevive a base de arreones individuales y lleva cuatro partidos sin ganar, anclado en la zona media-baja. El que sí mejora es el Espanyol, que tiene en Jarque a un proyecto de central importantísimo y en Lotina a un tipo, si bien no muy osado, sí muy listo. No pasará apuros. Y el Atleti, ¿qué? Pues no creo que lo sepa ni Bianchi, para qué mentirles. Un desastre.