Primera | Celta 2 - Atlético 1
Pinto se luce y Leo falla
El Atlético mereció mas pero el Celta supo concretar.
Les confesaré que antes del encuentro estaba convencido de que la diferencia en este notable Celta-Atlético la iban a marcar los porteros. Así fue, pero no como yo pensaba. Pinto, al que el compañero Moñino (el único céltico de Moratalaz) llama el Steven Seagal de las Rias Baixas, fue el héroe de la tarde pese a que a mi me sigue despistando lo de ver a un portero con coleta. Ayer lo sacó todo, con tres paradas antológicas a Luccin, Pablo y Antonio López. Los jugadores rojiblancos acabaron asediándole sintiéndose derrotados antes de cada remate.
La otra cara de la moneda le tocó a Leo Franco. El argentino, intachable durante toda la temporada, salió a no se sabe dónde en un balón peleado por Baiano y Pablo en el lateral del área. Su inesperada aparición impidió despejar al central y permitió que el brasileño, tras varios rechaces afortunados, marcara el 1-0 con un sutil toque.
Revolución.
Fue un duro golpe para el Atlético, que estaba sintiéndose cómodo en el experimental sistema de Bianchi, que a las esperadas ausencias de Kezman y Petrov sumó la de Maxi. Sería injusto achacar hoy a las rotaciones del técnico de la derrota. El trivote permitió a los rojiblancos ganar la batalla en la medular por primera vez en la temporada. Ibagaza aportaba la clarividencia perdida y Zahínos, Gabi y Luccin presionaban con insistencia y criterio.
Pero presionar al Celta no es sencillo. Es un equipo magnífico, que toca rápido y con precisión. Y tiene dos auténticas joyas. Sólo el excedente de zurdos (Vicente, Reyes, Luis García...) puede evitar que Luis le dé una oportunidad a Silva antes del Mundial. Es oro puro. En cuanto a Baiano, más de lo mismo. Protagonizó un duelo sensacional con Pablo y Perea y salió triunfante, algo de lo que muy pocos pueden presumir. Con estos mimbres más Canobbio, que puso el 2-0 con un magistral saque de falta, los celestes son una apuesta ganadora para la zona europea.
De ella se aleja peligrosamente el Atlético, que tiene un problema que solucionar con extrema urgencia: Torres. El Niño atraviesa un grave bache y no tuvo ni una ocasión, algo que no se recordaba. Desconozco si es agotamiento mental, físico o falta de acoplamiento al sistema de Bianchi, pero volverá. Siempre lo hace.
El Atlético reaccionó con casta y encerró al Celta tras el 2-1 de Antonio López, que entró a cabecear como si le fuera la vida en ello. Maxi y Petrov aprovecharon el cansancio rival para llegar una y otra vez, pero entre Pinto y la proverbial mala puntería rojiblanca anularon el arreón final. El Atleti sería campeón del mundo de fútbol sin porterías. Mientras éstas sigan existiendo, errores como el de Leo dictarán sentencia. Fue mala suerte, pero el Celta es tercero y el Atlético duodécimo. Eso es lo que hay.