Robinho, el arma de Luxa contra el rey del empate

Primera | Real Madrid - Zaragoza

Robinho, el arma de Luxa contra el rey del empate

Robinho, el arma de Luxa contra el rey del empate

jesús aguilera

El Madrid sale con los de Rosenborg. El Zaragoza, peligro silencioso

El color del Madrid ya no es el merengue, sino el blanco roto o el blanco de enfermería, y es hasta posible que, sin quererlo, haya hecho un chiste, muy malo evidentemente, pero uno de esos chistes cortos que siempre son gol porque el interlocutor jamás dispone de la respuesta correcta, como ocurre con los telones que se abren y se cierran, y con los disparos de Ronaldo, que hoy tampoco los veremos porque hoy tampoco juega.

Pretendo decir que este Madrid renovado por las lesiones ha adquirido una nueva personalidad, como si el parche que se coloca con la intención de no ser visto fuera hubiera acabado dando estilo al traje. Ya no hablamos, pues, de un equipo con gol y sin diques de contención, sino de una fortaleza que aguarda su ocasión detrás de los muros, un ejército de tierra con tres únicos aviones: Guti, Raúl y Robinho.

Robinho, especialmente, volverá a ser objeto de análisis, ya que todos asistimos con expectación inusitada a sus muestras de resurrección, progresivas pero aún demasiado aisladas. Es reconfortante descubrir en una entrevista publicada por AS ayer que el entrenador le invita a regatear, pero resulta inquietante que el técnico desconozca si algún compañero le ha sugerido lo contrario. Eso indica que nuestra sospecha no era tan descabellada: algún iluminado le ha dicho que no chupe, que esto no es Brasil, para nuestra desgracia, añado yo. Robinho debe prescindir de los consejos perversos e intentarlo mil veces, recuperar el descaro, porque las bajas le señalan a él como único genio al que agarrarse.

Como decía, Luxemburgo repetirá el mismo equipo que ganó al Rosenborg, con más eficacia que brillantez, y volverá a apostar por la base del conjunto que derrotó al Betis con parecida estrategia. Aquellos dos triunfos ahuyentaron una crisis y recolocaron al equipo en situación inmejorable tanto en Liga como en Champions.

La novedad es que el Madrid juega en casa, un dato que nos sitúa ante un tablero distinto, pues el Bernabéu (que se llenará por tercer partido consecutivo) exige un comportamiento diferente en el que no basta ser agresivo, hay que ser dominador. Hoy sabremos si el equipo de la garra puede dar esa vuelta de tuerca, misión en la que deberán aplicarse Ramos y Diogo, tándem de pivotes en curso intensivo. No es lo mismo tener la obligación de cortar que el deber de crear; para lo primero es suficiente el empeño, pero para lo segundo se necesita ingenio.

Y frente a ese grupo transformado estará el Zaragoza, ese equipo que el 17 de marzo de 2004 clavó una daga al Madrid cuyas heridas aún no han cicatrizado, fue en la final de la Copa del Rey, lo recordarán, no ha vuelto a estar la galaxia más cerca de un trofeo.

Llama la atención que lo que entonces pareció la eclosión de un gran Zaragoza no tuviera continuidad, y es raro porque en la plantilla hace tiempo se detecta esa conjunción de talentos de clase media que suelen evolucionar en un buen equipo. La alineación del Zaragoza, como viene ocurriendo, es bonita, con futbolistas tan interesantes como los Milito, Movilla, Savio o Ewerthon, pero su rendimiento es una incógnita, como indican sus resultados en la Liga: siete empates, dos derrotas y una victoria. Imposible definir a quien ha cosechado tantas igualadas sin saber si en esas tablas mereció más o menos. Hoy tendremos más información al respecto.

Sin referencia. El partido es interesante porque se presenta más equilibrado que en pasadas citas, especialmente porque la disposición del Zaragoza cubrirá todas las zonas del campo, incluidos los extremos (Ewerthon y Savio) y porque la del Madrid seguirá dejando territorios por explorar. Extraña que Luxa insista en jugar con dos puntas (Robinho y Raúl) que no fijan a los centrales, sino que por su movilidad los liberan para proteger las espaldas del defensa más cercano. Con ese planteamiento los centros de Beckham pierden efectividad porque no encuentran referente claro en el área.

Sobre el césped rondarán muchas sombras. La del Barça, que es el ausente presente, el próximo y terrible rival, pero también la de César, el portero que regresa, o Gaby Milito, el defensa que pudo ser, o Savio, el cazador que suele ser cazado. Igualmente, el partido ofrece una cuenta pendiente que no se cerrará hasta que el Madrid se saque esa vieja daga del costado, incomodísima para jugar al fútbol.

El crack lleva dos goles y ha forzado cinco tarjetas

Robinho va poco a poco mejorando sus números tras su espectacular arranque en Cádiz y su alarmante bajón a partir del partido con el Espanyol en Montjuïc. El brasileño lleva dos goles (uno al Athletic y el de la semana pasada al Betis), logrados después de efectuar 23 lanzamientos sobre las porterías contrarias. Robinho ha sido objeto de 29 faltas, que han forzado cinco tarjetas a sus marcadores. Promedia 66,8 minutos por partido.