Los jugadores del Atlético y su técnico, Carlos Bianchi, se sentían en deuda con la afición. Pensaban que no habían devuelto a sus seguidores todo lo que reciben de ellos. Si ese premio al que aludían era la victoria, gran parte de la deuda estaría ya saldada con el triunfo contra el Cádiz. Pero si a lo que se referían era a que iban a hacer lo posible para que el público que acudiera al Vicente Calderón se divirtiera y disfrutara con el juego del equipo, la deuda no ha hecho más que crecer. La distancia que reflejó el marcador final fue excesiva para lo visto en el campo. Pero al menos, los aficionados rojiblancos disfrutaron de una noche tranquila.
El búlgaro Petrov piensa que actúan con demasiada presión en casa, pero el problema, además de una cuestión de mentalidad, es de fútbol. O de falta de fútbol más exactamente. Luccin se ha ido cayendo con el paso de las jornadas y Zahínos no parece ser su mejor acompañante en el mediocentro. Aporta al equipo menos de lo que aportó Gabi, el único damnificado por el mal juego del conjunto de Bianchi en las primeras jornadas.
Por ese centro del campo formado por Luccin y Zahínos se pierden muchas de las opciones de crecimiento del Atlético. Ahora que la defensa parece más asentada que en las primeras jornadas, que Maxi empieza a aportar goles y algo más y que Petrov, Kezman y Torres están donde siempre estuvieron, a los rojiblancos les sigue faltando fútbol. Contra el Cádiz lo compensaron con entrega, lucha y con una disciplina táctica que les permitió no conceder facilidades defensivas al rival.
Un Cádiz sin pegada
El Cádiz nunca maltrató el balón y tuvo momentos de aceptable juego, con triangulaciones y llegadas por la banda y en la segunda parte se animó a tomar la iniciativa. Pero le faltó pegada, la contundencia que demostró el Atlético. Antonio López rompió la cándida defensa del Cádiz por la banda izquierda y su pase fue rematado cómodamente en el área pequeña por Maxi. Fue lo mejor que hicieron los hombres de Bianchi en la primera parte.
Apenas volvieron a inquietar a Armando, el mejor del Cádiz, hasta mediado el segundo tiempo. Un ajustado disparo de Kezman fue desviado a córner con la punta de los dedos por el guardameta cadista. Petrov sacó desde la esquina y Pablo marcó con un potente y perfecto cabezazo.
Ahí se acabó el Cádiz y con esa distancia en el marcador Bianchi se animó a mover el banquillo. Dio entrada a Gabi, Ibagaza y Galletti, pero retiró a Maxi, Kezman y Fernando Torres, con lo que se ganó los pitos de la grada. Nada de lo que hace el técnico argentino parece agradar a su afición, que vio a su equipo terminar jugando contra el recién ascendido Cádiz con tres mediocentros defensivos. Pero así llegó el tercero, marcado por Galletti. La defensa del Cádiz reclamó un inexistente fuera de juego y el argentino batió con tranquilidad a Armando en el mano a mano.
