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José A. Camacho

Juan, otro amigo enel vestuario

Recuerdo que en el vestuario del Madrid esperábamos expectantes la llegada de Juan Lozano porque era el fichaje más caro en la historia del club. Don Luis de Carlos se había gastado más de doscientos millones de pesetas de las de principios de los ochenta en un jugador, y cuando la Casa hacía eso no fallaba. Cuando llegó descubrimos rápido que Lozano los valía porque tenía una clase excepcional, pero también descubrimos que era un chico fenomenal. Se integró rápido y bien y encajó de maravilla con Juanito, que le hizo de anfitrión junto con Del Bosque y conmigo mismo.

El Madrid era entonces un vestuario de amigos, y él fue pronto uno más. Cuando ganábamos nos íbamos de cañas todos juntos y cuando perdíamos nos llevábamos el berrinche todos juntos también. Lozano enseguida se sumó a ese modo de vivir el Madrid. Era hijo de emigrantes y tenía un poquito de acento francés, pero se adaptó y hasta le metimos el veneno de los toros. La primera vez que fue a una corrida le acompañamos Juanito (que siempre llevaba un capote en el maletero) y yo, y aún hoy le dura esa afición que descubrió en España y en el Madrid.

Por circunstancias estuvo sólo dos temporadas, pero vivió momentos importantes. Asistió al inicio de las grandes remontadas con la victoria, 6-1, frente al Anderlecht. También fue testigo del nacimiento de La Quinta del Buitre y jugador de la plantilla cuando el Madrid ganó su primera Copa de la UEFA, contra el Videoton.