El Rayo, las expulsiones y Míchel todos

Las estadísticas lo reflejan: sólo un equipo de los seis a los que se ha enfrentado el Rayo en la Liga ha terminado sin merma numérica en sus efectivos. Los números indican que el equipo vallecano se ha visto favorecido por la expulsión de diez adversarios y que él sólo ha perdido un efectivo. La conclusión, para quien sólo busque justificaciones simples y no haya presenciado esos encuentros, es que el equipo de Míchel es como una especie de Barcelona de Segunda B, que se ha visto favorecido por los árbitros. Sería la primera vez que el equipo de Vallecas, acostumbrado precisamente a todo lo contario, obtiene un provecho que roza la prevaricación.

Lo que las estadísticas no recogen son los motivos de esas tarjetas rojas, las razones por las que se ha producido ese supuesto favoritismo. Es posible que alguna de ellas haya sido un castigo riguroso, pero con el Reglamento en la mano todas se han ajustado a Derecho. San Isidro (tres expulsados), Celta B (uno), Pontevedra (tres), Fuenlabrada (uno) y Móstoles (dos), las supuestas víctimas, lo saben. Otra cosa es que el Rayo haya sabido perseverar y sacar provecho de las circunstancias.