El Cádiz vuelve a Primera con la intención de ser uno de los animadores de la Liga de los Ases y no sólo por el extraordinario e inigualable sentido del humor que anida en la Bahía. Desde la modestia, está conformando una interesante plantilla en el que se denota un tremendo respeto por los héroes del ascenso (muchos equipos suelen incurrir en el error de olvidar a los artífices de éxitos anteriores para embarcarse en extrañas aventuras) y en la que se nota la sabia mano de Víctor Espárrago.

Ha sido el entrenador uruguayo el que ha apostado por insuflar calidad charrúa en la plantilla amarilla. Así se puede considerar por la presencia de Estoyanoff, un rápido interior cedido por el Valencia que llega para hacerse un nombre en Europa. En el reciente Carranza dejó sensaciones de futbolista importante. Pero, además, contará con Álex Medina, jugador que llega avalado por el propio Espárrago, y que debe ser un gran complemento del idolatrado Oli. Si a esto le añadimos la seguridad en la portería de Armando, la solidez de Abraham Paz, un central de altos vuelos, la inteligencia de Pavoni y el fútbol de ida y vuelta de Enrique, el admirado Michael Robinson puede disfrutar tanto con el Cádiz como lo hizo con el Liverpool en la pasada campaña. Se avecinan buenos tiempos para la lírica cadista.