Receta Caparrós: andrades & munitis

El Deportivo fue mejor y por eso ganó los dos partidos y, consiguientemente, la eliminatoria. Por eso y por Andrade (otro gol salvador). Ha amanecido una nueva era en A Coruña, la de los andrades y munitis. El 'fútbol brillo' ha dado paso al 'fútbol mate', pero las expectativas son ilusionantes.

Los gallegos mostraron su perfil más emprededor de inicio, con un once preventivo que mostró sus garras a unos ingleses incapaces de jugar la pelota sin la participación de Emre. El Deportivo evidenció que es un equipo diferente desde que Caparrós tomó el bastón de mando. La palabra clave es compromiso, ese que ha provocado que el equipo juegue con una marcha más que en temporadas pasadas. Y mucho culpa de ello la tienen esos kilos de menos que exhiben varios de sus futbolistas. Sin embargo, aún no domina el código guerrillero de los partidos emboscados. Ayer cruzó un par de golpes con el Newcastle antes de que Shearer crispara el partido agrediendo a Molina. Los deportivistas perdieron los nervios y Milner aprovechó esa falta de concentración, que no de tensión. Pero entonces volvió a aparecer el compromiso, el de Andrade. Persiguió un balón impensable y madrugó un sutil remate a Given en su destartalada salida. El gol silenció la grada de Saint James Park ante la inminencia del descanso.

De Munitis a Molina. La segunda parte amaneció con buenas noticias para los blanquiazules, ayer apistachados. Munitis, ese futbolista sacrificado y terco que comienza a parecer aquel extremo infatigable que deslumbró en el Racing, correteó tras el endeble Elliot, que acabó regalando la pelota. Luego, con la ayuda de Tristán, acabó marcando a puerta vacía. En ese momento, el partido y la eliminatoria quedaron certificados por la inconsistencia futbolística del equipo de Souness (Emre y diez más).

Ante la fase de tremendismo que se avecinaba por parte del Newcastle, Joaquín Caparrós sentó a Diego Tristán, espléndido en el esfuerzo, pero inoperante todavía ofensivamente. El siguiente cambio afeó la cara al Deportivo, ya que la contundencia de Juanma sentó a un Rubén perdido tan lejos del área a la banda. El corazón inglés tiñó de épica los últimos minutos del partido en los que Molina volvió a ser el meta sobrio y solvente de épocas anteriores. Y así acabó el partido. El Newcastle desangrado. El Deportivo, sudoroso y exhultante.