Intertoto | Newcastle - Deportivo
El Depor se remanga ante el asedio inglés
El Deportivo se enfrenta a su primera gran reválida con Joaquín Caparrós en el banquillo. Uno de esos partidos que calibrará la entidad competitiva y el gen ganador del equipo. Una comprometedora cita en la que se batirá con un tierno Newcastle (lleva tres semanas de pretemporada) en el que Souness presumirá de talonario con Emre y Parker (saldrán tras el descanso).
El ambiente se ha calentado tras unas declaraciones de Alan Shearer en las que acusaba a los deportivistas de practicar diving en la ida. El diving (tirarse a la piscina) es un exceso de picardía mal visto en el tosco, pero noble fútbol inglés. Al delantero de las urracas no le gustó la actitud victimista de los blanquiazules y se ha despachado a gusto en los medios de su país. Algo que ha elevado varios grados la temperatura del encuentro. A eso se le sumarán las 52.000 almas que llenarán Saint James Park en un partido digno del mes de abril, aunque el calendario recién coquetea con el caluroso agosto.
Once preventivo.
El encuentro se presenta como un asedio del Newcastle, en el que Shearer será el blanco de los pelotazos y Bowyer y Butt alimentarán la caldera en la sala de máquinas. Caparrós, conocedor de este fútbol emboscado por las reyertas, ha remangado al Deportivo alineando un preventivo trivote en la medular con el que ganar metros al adversario en su campo alejando lo más posible de su área el balón. La belicosidad de este planteamiento ha dado con Valerón y Luque en el banquillo. El juego onírico de otras épocas ha dado paso al fragor futbolístico de este Deportivo 2005-06.
Tristán será abandonado a su suerte en territorio comanche, mientras Rubén explota el flanco derecho y Munitis el izquierdo. En la medular Scaloni trabará el juego rival, escoltado por Sergio y Duscher. Pertrechados como saldrán los de Caparrós, se adivina un problema: ¿y si marca el Newcastle? Entonces cambiará el guión del encuentro y la eliminatoria, lo que obligará a reconvertir los escudos en arietes. Este riesgo tan calculado como probable, levanta sospechas en el deportivismo. De cumplirse las fatales presagios de la hinchada (afición pesimista por experiencia), Luque y Valerón saldrán a nadar contracorriente.
Se adivina, por tanto, un partido tosco, barriobajero. Caparrós alberga esperanzas en las descuidadas espaldas de las defensa adversaria y Souness, en el desconcertante juego aéreo gallego. El partido se internará en los dominios de la épica a medida que pasen los minutos. De no marcar, los ingleses se abrazarán a la heroica tensando un duelo en el que Caparrós ha recogido el guante remangando su once. Es hora de guerrear.