Acabar con la cabeza muy alta

Aunque desde el Albacete se sigue diciendo, y no me parece mal, por aquello de no bajar los brazos y terminar lo más dignamente posible, que aún hay posibilidades de salvación, a nadie se le escapa que, salvo una remontada de las llamadas históricas, la próxima temporada el conjunto manchego jugará en Segunda. La toalla está casi en el suelo y prueba de ello es que ayer se suspendió una concentración del equipo en Oliva. De poco sirve ya reunir a los futbolistas, porque lo más normal es que se siga enturbiando todavía más el ambiente.

Si finalmente no se produce la machada, como así parece por la dinámica en la que ha entrado el equipo, sigo insistiendo en que hay que caer dignamente. Hay que frenar cuanto antes esta serie de derrotas porque el Albacete no se puede permitir rozar el ridículo. Y es que terminar la campaña batiendo records negativos sería francamente malo. La campaña de abonos para el próximo curso se puede resentir y el desencanto entre los aficionados puede ser aún mayor. Está en manos del entrenador, y sobre todo de los jugadores, intentar lograr el milagro o, cuanto menos, acabar con la cabeza alta. El técnico tiene que contar exclusivamente con los que se han implicado en el proyecto y dejar fuera a aquellos que creen que el escudo del Albacete es un pin de Batman.