No hay que bajar los brazos

A falta de diez jornadas, a nadie se le escapa que el Albacete tiene muy difícil lograr su objetivo esta temporada. El equipo tendrá que hacer una remontada histórica si quiere seguir en Primera División y en la dinámica en la que ha entrado el conjunto manchego, ¡qué quieren que les diga! Me parece muy bien que los jugadores y el propio técnico se agarren a ese clavo ardiendo que se llama permanencia, pero también me parece oportuno que el director deportivo maneje un proyecto alternativo por si se produce el descenso. Y es que el fútbol casi no tiene pasado. Tiene presente y futuro y éste te dice que estás en descenso y que para que luego no te pille el toro hay que empezar a atar una serie de cosas para después volver a dar el salto.

Es el momento de no bajar los brazos, sobre todo por parte del equipo técnico (pocos inventos más, por favor) y de los jugadores. Y es que hay que quemar las pocas opciones que quedan y si luego se cae, hay que hacerlo con dignidad. No hay que tirar la toalla por estos motivos y porque las matemáticas dicen que todavía es posible el milagro de la permanencia. Y es que lo que no se debe permitir, por parte de nadie, es que este equipo no termine de agotar sus posibilidades en esta Liga o, por lo menos, que finalice el campeonato jugando con la imagen de una ciudad.