Hernán Crespo desactivó el efecto Van Nistelrooy

Partidos como el de Old Trafford sólo se pueden resolver con un error: el esfuerzo de ambos equipos por salir ilesos del encuentro y el escaso interés por arriesgar suelen dejar el resultado a cero. Alex Ferguson sabía que un detalle iba a decantar la eliminatoria. También es consciente de que tiene dos porteros mediocres (y uno bueno que no usa, Ricardo) y ayer lo pagó caro. Una nueva cantada de Roy Carroll, que no detuvo un lanzamiento de Seedorf, fue aprovechada por Crespo. Y ya está.

Se vio poco fútbol: Seedorf lanzó una falta al larguero y poco después Quentin Fortune no pudo concluir un magnífico contraataque del United. Crespo envió alto un zapatazo desde el punto de penalti. En el fondo, lo que Ferguson y Ancelotti propusieron fueron dos caras de la misma moneda. Por un lado, el Manchester, que desde su título en el 99 pierde las eliminatorias por encajar demasiados goles, quería dejar su portería a cero. Por otro, el Milan sacó juntos a Rui Costa, Pirlo y Kaká para mantener la posesión y evitar el peligro de un Manchester crecido en Old Trafford.

Faltaban por ambos bandos dos holandeses: Van Nistelrooy se acaba de recuperar tras tres meses de lesión muscular y empezó en el banquillo; y Stam, que se moría de ganas por lucir en su antigua residencia tras su salida de Old Trafford por la puerta de atrás y enfadado con medio club, se lesionó en el calentamiento. Iba a ser lateral derecho, pero al final jugó un Cafú al que habría que quitarle mínimo diez años de su pasaporte.

Tampoco apareció ninguna de las tres nuevas estrellas del firmamento futbolístico: se estuvo esperando a Cristiano Ronaldo, pero sus carreras por la izquierda casi nunca llevaban peligro real (y salió mosqueadísimo cuando le sustituyó Van Nistelrooy); Rooney se la tuvo que jugar con Nesta y Maldini, demasiados defensas para el intermitente delantero. Kaká pasó con nitidez a los costados pero no hizo mucho más. El Milán fue mejor... por una cabeza y porque en su regreso a las Islas Hernán Crespo dio con la tecla capaz de desactivar el efecto Van Nistelrooy.