Los Sub-20 de plata son de Primera

Aquel Mundial Sub-20 de Emiratos Árabes 2003 se disputó en diciembre, aunque estaba previsto para mayo, y no lo jugaron los dos jóvenes españoles más aventajados de la época, Reyes y Fernando Torres. De lo primero tuvo la culpa Bush, que invadió Irak, y de lo segundo, los intereses de Sevilla y Atlético. Fue hace poco más de un año y España quedó segunda, pero las sensaciones son distintas: parece que pasó una vida y los hispanos, robados en la final contra Brasil por un Al-Ghandour de turno, dejaron una impronta de luchadores que luego confirmarían.

Que han confirmado ya, en apenas 12 meses: 15 de los 20 subcampeones han logrado debutar en Primera. Sergio García, Iniesta, Gavilán, Vitolo y Melli ya habían pisado la máxima categoría antes de pasar por los Emiratos. Juanfran, Gabi, Arizmendi, Corominas, Alexis, Carlos García y Iago Bouzón debutaron antes de terminar la temporada; Rubén, Riesgo y Moyá, los tres porteros, han tenido que esperar a la nueva campaña para poner sus pies, y sus manos en los campos más glamourosos. Y bien que a los dos últimos les ha valido la pena la paciencia: Riesgo crece en la portería txuri-urdin al ritmo con que mejora la antes titubeante Real de Amorrortu. Moyá y sus maneras de gato son de lo poco que se salva en la Isla. Incluso tras la llegada de Cúper.

Más esperado era lo de Sergio García, Gabi, Arizmendi o Iniesta. Los tres primeros cuajan cedidos en el Levante, donde Sergio lleva tres goles; Getafe, en el que Gabi es imprescindible, o Racing, donde Arizmendi es el segundo delantero de Alcaraz. E Iniesta era el jugador número 12 de Rijkaard hasta que las lesiones le dieron paso a la titularidad.

Cinco por llegar. Iniesta es la cara del éxito que llegó y Peña, del que está por venir. El lateral zurdo ya se ha sentado varias veces en el banquillo del Camp Nou esperando una oportunidad en Primera que también aguardan Pina y Manu (cedidos en Segunda) y Goikoetxea y Tello (aún en Segunda B). Tello, de momento, ya ha aprendido a renacer: el Real Madrid estuvo a punto de echarle de su equipo de Tercera y ahora le hace jugar en el Segunda B. Es lo que tiene haber quedado subcampeón en Emiratos: siempre mira hacia el piso más alto.