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Entre el éxito y el escándalo

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La sombra de Vicente del Bosque se sigue alargando sobre las oficinas del Santiago Bernabéu. Desde que el técnico salmantino fue despedido, el equipo camina sin rumbo, perdido, cada vez se parece menos a su historia y la herencia que dejó Del Bosque ha sido dilapidada inconscientemente.

El encargado de reconstruir un conjunto amenazado de ruina es Vanderlei Luxemburgo, quizá el entrenador, junto a Mario Lobo Zagalo, más respetado de Brasil. Muy exigente con los jugadores, a los que exige la máxima disciplina, partidario de trabajar con los últimos adelantos técnicos e informáticos, Luxemburgo está tan acostumbrado a vivir con el éxito como con el escándalo.

A su favor se pueden decir muchas cosas, pero sobre todo que construyó el gran Palmeiras de mediados de los 90, el equipo que, junto al Milan de Sacchi, el Madrid de la Quinta del Buitre y el Barcelona de Cruyff, mejor fútbol ha practicado en el mundo en los últimos 20 años.

Aquel conjunto formado por Marcos; Cafú, Cléber, Antonio Carlos, Junior; Amaral, César Sampaio; Djalminha, Rivaldo; Müller y Luizao era una máquina casi perfecta en ataque. Acabó el campeonato brasileño con más de 100 goles y no dejó de inventar algo nuevo en cada encuentro. Una verdadera maravilla que no alcanzó el reconocimiento internacional que merecía.

Luxemburgo puede presumir de haber ganado cinco campeonatos brasileños, el último con el Santos de Robinho, con cuatro equipos diferentes, algo que nadie más que él ha logrado, pero también de haber dividido al pueblo brasileño con su decisión de dejar a Romário fuera de la selección brasileña. Su fuerte carácter nunca soportó la indisciplina del delantero.

Esta decisión le terminó pasando factura y después del fracaso en los JJOO de Sidney la afición no dudó en manifestarse por las calles de Brasil para pedir su destitución. La presión popular hizo su efecto y nadie quiso acordarse del triunfo en la Copa América de 1999. Con Luxemburgo nunca hay termino medio. O se le adora o se le odia.

El éxito al que siempre había estado abrazado le abandonó y el escándalo se instaló en su vida. Fue acusado de evasión fiscal, de haber cobrado comisiones por algunos traspasos y una secretaria, con la que supuestamente había mantenido una relación sentimental, le acusó de acoso. La Justicia no encontró pruebas de ninguna de estas acusaciones y uno a uno todos los casos fueron archivados.

Luxemburgo se levantó fortalecido por esta dura experiencia y volvió a refugiarse en el fútbol. Ahora es el Real Madrid el que busca refugio en él y en su sabiduría. Conocimientos le sobran, aunque quizá no sean éstas las circunstancias más adecuadas para afrontar su aventura profesional más ambiciosa y arriesgada.