Primera | Barcelona - Levante
Un clónico de Valdés para el marco culé
Son tan parecidos que, de no ser porque lo pone en los papeles, resulta difícil saber si juega uno u otro. No es que sean gemelos, pero como si lo fuesen. Lo único que les une es ser porteros de fútbol criados en la misma fábrica: La Masia del Barça. Uno se llama Víctor Valdés, tiene 22 años y es barcelon el otro, su clónico, Rubén Martínez, nació en Coristanco, un pequeño pueblo de la provincia de A Coruña. Se formó en el Bergantiños y después pasó al Orillamar, uno de los clubes con los que el Depor tiene convenio de colaboración. Pero el Barça, atento como siempre a lo que se cuece en las canteras allende Cataluña, se lo pispó al augusto César (léase Lendoiro). Así que el infantilillo Rubén hizo las maletas con 13 años (ahora cuenta 20) y se vino al Camp Nou. Internacional en todas las categorías inferiores, tiene unas dotes magníficas bajo el arco, en cierta medida comparables a las de Valdés. Destaca por su colocación y, siendo una de sus condiciones la sobriedad, también luce por su agilidad y sus reflejos. Y eso a pesar de que mide 1,87 metros, cuatro más que el hombre al que esta noche sustituirá en el Barça-Levante. Será, por cierto, su debut como titular en Liga, ya que hasta ahora sólo lo había sido en el filial culé. Aparentemente no tiene el mismo carácter duro y desafiante, lo cual no quiere decir que le falte carácter. Baste recordar que no hace mucho brindó una butifarra a los aficionados pericos en la Ciudad Deportiva del Espanyol. Víctor y Rubén son, en definitiva, las dos caras de un espejo. Lo son físicamente y también deportivamente. Dos clónicos con un mismo objetivo: triunfar en el Barcelona.