Redondo, un pichichi atípico

Pablo Redondo (17-4-82) es el máximo goleador del Albacete (tres tantos). Su historia es como una relación de amor y odio con su club de origen, el Valencia. A los 12 años empezó en los alevines pero a la siguiente campaña fue cedido al Rumbo. Regresó al Valencia y en verano volvieron a rechazarle, así que firmó con el Don Bosco, donde estuvo cuatro años. Con 16 primaveras, un ojeador del Valencia, José Jiménez, le ofreció volver. Aceptó y entró en el Juvenil B, aunque acabó en el de División de Honor.

De ahí pasó al Valencia B, que entrenaba César Ferrando, su padre futbolístico. Fue una gran temporada para Redondo y el equipo, que subió a Segunda B. En la 02-03 siguió en el filial y debutó en Primera de la mano de Benítez. Fue en el último partido de Liga, ante el Sevilla, y Redondo jugó 25 minutos.

En la pretemporada de la 03-04, el valenciano se entrenó con el primer equipo pero luego bajó al filial. Un día antes de iniciarse la competición, Ferrando le llamó para el Albacete, al que llegó como cedido. Marcó tres goles, los mismos que lleva este año, en el que sigue como prestado. Dicen de este mediapunta, reconvertido a volante derecho, que aporta equilibrio y trabaja mucho defensivamente. Algo debe tener cuando todos cuentan con él.