"El gol no debe ser una obsesión para Rubén"

Vaya contratiempo la lesión de Mark González, ¿no?

Sí, es lamentable. Sufre una rotura y estará de baja tres semanas, aunque puede ser un mes. Estaba muy ilusionado porque iba a jugar con su país dos partidos ante Ecuador y Argentina... Es joven y tendrá muchos encuentros de este tipo. Hay que animarlo.

Dice Rubén Castro que el culpable de que no lleguen goles es él.

Pues eso no lo voy a consentir porque esto es un trabajo de equipo. Es un goleador y su cuota de goles la vamos a tener seguro. No debe obsesionarse ya que tarde o temprano llegarán sus tantos.

¿Puede tener su equipo presión si el domingo las cosas no van bien?

Eso siempre está ahí. Hay prisas y ganas de ganar. Confío mucho en mi equipo y espero que tengan tranquilidad.

Hábleme de su rival, el Espanyol.

Está teniendo resultados positivos y tienen mucha moral Su arma es el contragolpe, en este sentido es muy dañino. Nosotros tenemos que abrir el campo y su defensa, que es muy compacta.

¿Qué partido espera?

Tenemos que saber jugarles, pues el partido va a tener ocasiones de gol con seguridad y espero que en nuestra portería haya pocas.

¿Es una final?

Todos los partidos me los tomo así, pero éste tiene un significado especial, porque si conseguimos los tres puntos darían más confianza al entorno. A nadie le gusta estar con dos puntos. Sólo se me pasa por la cabeza ganar. Queremos esta victoria ya.

¿Qué jugadores del rival le preocupan más?

Tienen a la revelación de la temporada, Óscar Serrano, que está impresionando y que por la banda izquierda son muy verticales, y después tienen la capacidad de remate con la llegada de Tamudo y Maxi, que no es un jugador de banda, es más un llegador que puede hacerte un gol en cualquier momento. Además, el Espanyol ha generado mucha moral y los equipos con moral se hacen peligrosos.

¿Se preocuparon demasiado por el juego del Numancia?

Vuelvo a reincidir que nosotros debemos creer en nosotros, y pensamos en ellos lo justo. Lo único es que hay que saber combatir las armas del rival. Si no las conocemos, difícilmente lo podremos hacer.