El fútbol de hoy devora el tiempo a velocidad récord. A Zidane y Ronaldo se les esperó con impaciencia y, antes de encontrar su mejor versión, se dudó de su talento y de su adaptación al fútbol español. Pero lo de Michael Owen, al menos en Inglaterra, empieza a ser absurdo. Ayer una radio nacional dedicó la tarde a rememorar los peores errores futbolísticos de la historia: ¿Qué hacía Peter Shilton tan lejos de la portería en el gol de la mano de Dios de Maradona?, la decisión de Alex Ferguson de vender a Stam, la elección de Graham Taylor como seleccionador nacional... y el fichaje de Owen por el Madrid.

Es notorio el gusto inglés por destronar a los que llegan demasiado lejos, pero al delantero no le han dado tiempo ni de encontrar casa. Un diario sensacionalista incluso asegura que Camacho se fue porque Raúl se rebeló al ver a Owen en el equipo titular ante el Espanyol.

El caso es que la crisis del Madrid nos ha hecho olvidar que hay un Balón de Oro que pasa más tiempo en el banquillo que sobre el césped, aunque de momento Owen parece entender la situación. Estoy sorprendido por la unidad de los jugadores. Cuando hay muchas estrellas puede que eso no ocurra. Tengo ganas de marcar mi primer gol, así sentiré menos la presión. Mostraré lo que valgo si me dan la oportunidad, asegura. Lo que Owen tenía claro era que no iba a ser titular nada más llegar. Cuando llegué me señalaron que mi taquilla era una que tenía todavía el nombre de Portillo, recuerda. Está claro que la marcha de Camacho ha sido un shock. Es extraño pero me dicen que no es lo que suele pasar.