Harto del culebrón de Samuel Etoo
Me empieza a cansar el culebrón y por muchas razones. Nadie le discute su inmensa calidad, pero ser tan deseado creo que está distorsionando su ya de por sí complicada cabecita.
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No entiendo cómo un día asegura que le encantaría formar parte de una delantera de lujo con Fernando Torres y otro nos enteramos de que no deja de llamar a la puerta del Barcelona, cuando todos sabemos sus gestos en su última y triunfal visita con el Mallorca al Bernabéu le delataron, que su verdadero objetivo es acabar vestido de blanco. Nunca me han gustado los tipos que juegan a varias bandas. Me irritan aquellos que profesan la ambigüedad como norma. A este grácil camerunés le recomendaría que apostara por la discreción en su vida, que mejor le irá. No quisiera ilusionarme con verle con nuestra camiseta sabiendo que en su fuero interno le gustaría vestir otra. Aunque no descarto que nos diera satisfacciones, porque profesional ha demostrado que es.
A su incomprensible actitud personal, se une su complicada situación contractual. El cincuenta por ciento de sus derechos pertenecen al Real Madrid. El reelegido presidente blanco, Florentino Pérez, parece decidido a comprarle al Mallorca la otra mitad, a cedérselo al Atlético por un año y, seguramente, dejarnos con la miel en los labios finalizada la temporada, llevándoselo si ha rendido al gran nivel que se le supone. Todo esto, unido al coste económico de la operación con su elevado sueldo (lo que nos hipotecaría más si cabe) hace que esta fantasía se me antoje poco recomendable. Lo dicho, me empieza a cansar el asunto Etoo. No son buenas las ansiedades y menos en esta época del año.



