Eurocopa 2004 | El Perfil
El libre que nadie quería
A Traianos Dellas (Atenas, 1976) le ha perseguido siempre la fama de los defensas que pasan del 1,90: torpón con el balón en los pies y demasiado lento para recular. En el AEK de Atenas, el entrenador portugués Fernando Santos le llegó a decir literalmente que no valía para el fútbol. Sin embargo, por lo que cuentan de él los periodistas griegos, nunca ha sido vengativo con sus muchos detractores. Después de convertirse en uno de los mejores defensas del campeonato no ha tenido dedicatorias malintencionadas para con la Prensa que en su día le machacó o contra el mismo Fabio Capello, que le ha relegado al ostracismo en el Roma, después de haberse negado a jugar con el Perugia para fichar por los romanos, cuando este club le quiso colocar en la Juventus de Turín. Es difícil que alguien le diga no a la Vecchia Signora y el lo hizo porque dio su palabra.
Perfecto.
En dos años en Italia, Dellas sólo ha disputado dieciséis partidos y en un principio iba como segundo de Dabizas a la hora de ordenar el juego de la defensa griega. Sin embargo, la lesión de Dabizas hizo que Rehhagel le otorgara la responsabilidad de comandar los movimientos de los zagueros helenos. Ahí es donde se ha tomado la revancha Dellas, que ha estado impecable en los cruces a derecha e izquierda, en el juego aéreo y en la salida del balón. Se ha mostrado tan tranquilo con la pelota en los pies durante todo el campeonato como cuando toca el piano entre amigos en un pub de Roma. Ahora, su cotización ha vuelto a subir y su agente Stefano Antonelli ha confesado que tiene encima de la mesa ofertas del Oporto, el Tottenham y el Everton. Dellas está encantado con ello, pero sólo pide que le dejen celebrar el aniversario de bodas que en dos años no ha podido pasar junto a su mujer Filho.