Eurocopa 2004 | Portugal-Inglaterra
Figo sufrió los penaltis rezando en el vestuario
Figo no vio los penaltis que clasificaron a Portugal desde el banquillo, sino desde una televisión que estaba en el vestuario. El madridista se santiguaba cada vez que uno de sus compañeros se encaminaba al punto fatídico, pero, en contra de lo que se ha afirmado, en ningún momento se abrazó a una imagen de la Virgen de Fátima.
Luis Figo no vio desde el césped, con el resto del equipo, la épica tanda de penaltis que clasificó a Portugal para las semifinales de la Eurocopa. Estaba en el vestuario en ese momento. Su ausencia en el instante crucial del partido ha sido interpretada por muchos como un desaire a Luiz Felipe Scolari, que decidió su sustitución en el minuto 75 por Helder Postiga. Y eso le ha valido un aluvión de críticas en la Prensa lusa. Sin embargo, quienes estuvieron con él en el vestuarios dan fe de que el madridista siguió la tanda de penaltis con tanta pasión y nerviosismo que en repetidas ocasiones se santiguó implorando ayuda divina.
Figo se fue enfadado del terreno de juego. Acababa de disparar desde fuera del área y el portero inglés James, en uno de sus contados aciertos de la noche, había evitado el gol. Él había asumido la responsabilidad y estaba siendo uno de los jugadores más destacados de Portugal. El cambio le sentó mal. Los anfitriones perdían por 1-0 y estaban eliminados.
Adiós. Figo, que ha anunciado que dejará la selección cuando finalice la Eurocopa, debió de pensar que no era una forma digna de despedirse. Movía la cabeza, desaprobando la decisión de Scolari, y se retiró por un fondo, no por el centro del campo como ordena el reglamento. Pero Figo estaba aún más enfado consigo mismo, porque consideraba que no había hecho todo lo que podía hacer para que Portugal derrotara a Inglaterra. Por eso optó por no quedarse en el banquillo y por ir directamente al vestuario.
Se duchó rápidamente y se quedó viendo la prórroga por televisión junto a Pauleta, que estaba sancionado y no podía intervenir en el partido; el jefe de prensa de la selección, Afonso de Melo, y los utilleros. Cuando acabó la apasionante prórroga, Figo seguía con una toalla que tapaba sus partes pudendas; no le daba tiempo a vestirse y salir al banquillo. Se quedó en el vestuario sufriendo. Se santiaguaba cada vez que uno de sus compañeros se encaminaba al punto de penalti. Y saltaba cada vez que acertaban. O maldecía, como cuando falló Rui Costa.
Beckham, en el vestuario luso
Figo cambió su camiseta con Beckham al acabar el partido. Una vez duchado, el capitán inglés fue al vestuario portugués, preguntó por él y su compañero en el Real Madrid le invitó a pasar. Beckham estuvo allí durante varios minutos, hablando con Figo y con otros jugadores portugueses, a los que felicitó por la victoria y a los que deseó suerte para ganar la Eurocopa.