Cuando renovó dijo que se iría si fracasaba

Veintidós días debe ser mucho tiempo en la mente de un entrenador. Pese a que Iñaki Sáez aludía a la valentía para justificar ayer ante los medios de información los motivos por los que continuaba en el cargo, el seleccionador se olvidó de que el 31 de mayo, en una rueda de prensa que estratégicamente coincidió con la presentación de la candidatura de Gerardo González, se comprometió a replantearse su renovación si los resultados no eran los esperados: Si fracaso o entiendo que no llego, haré mutis por el foro. Lo digo ahora y esto vale para siempre. Cuando acabe la Eurocopa volveré al trabajo y decidiré lo que sea, dentro de la coherencia y el sentido común. Pero que a nadie le extrañe lo que diga una vez termine el torneo.

Puede que para él no se haya producido tal fracaso pese a haber conseguido cuatro puntos sobre los nueve posibles, es decir, un 4,4 si trasladamos la puntuación a la proporción decimal, pero en ese momento era evidente que sus expectativas eran totalmente diferentes e iban más lejos del mero hecho de superar una primera fase: Tomo la decisión pensando en que vamos a hacer un gran papel y nunca en que voy a perder. Pero con el aprobado no nos conformamos ninguno. Es más. Ahora se trata de una reválida en la que hay que sacar mucho más de notable. Sus argumentos ocultaron más olvidos, como el reconocimiento que hizo a los resultados, que siempre cuentan, o a los beneficios que la renovación reportaría al grupo: Esto va a dar confianza a los jugadores y puede influir en su rendimiento.